Visión periférica

25/10/2018

Maite Vázquez del Río.

Los políticos españoles se han vuelto expertos en visión periférica, la misma que muchos ciudadanos utilizan por la calle cuando van mirando su móvil y son capaces de esquivar encontronazos o que un coche les atropelle. Una vez más en el Congreso de los Diputados hemos asistido a las trifulcas y guerra de acusaciones, como no, protagonizadas por el primer partido de la oposición, y su líder Pablo Casado.

Los españoles estábamos pendientes de si España seguirá vendiendo armas a Arabia Saudí después de conocerse el el periodista y escritor saudí, Jamal Khashoggi, fue descuartizado en el consulado de Arabia Saudita; los taxistas y conductores de las VTC también querían saber qué pasaba con su futuro y, a la postre, todos estamos pendientes de qué pasará con las cuentas públicas de España donde se deciden cuestiones tan vitales como la subida de las pensiones o de las cotizaciones de los autónomos… pero una vez más los discursos de los políticos se dirigieron hacia otra parte, a su mirada periférica y a perder el tiempo, sin querer ver, una vez más, lo que nos preocupa a los españoles.

Este miércoles fue el día de Pablo Casado, que se estrenaba ante sus diputados para enfrentarse al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuyos objetivos eran informar de la cumbre comunitaria, y en concreto sobre cómo van las conversaciones con el Reino Unido para su salida de la Unión Europea; también qué decisión iba adoptar sobre la venta de armas a los saudíes… Pero a Casado no le intersaban esas cuestiones, no admite que la Constitución ha servido para que Rajoy y el PP dejen de Gobernar y sea Sánchez y el PSOE los que gobiernen, y por eso no le parecieron bien los temas sobre los que se iba a debatir y para ganarse el aplauso de su bancada optó por acusar a Sánchez de haber dado un golpe de Estado. Y se mostró preocupado por Venezuela, a quienes por cierto España no le vende armas…

Sánchez dejó entrever que se vendarán las armas comprometidas por contrato, pensando más en los puestos de trabajo que están en juego y sin poder zafarse de la ofensiva de Casado, finalmente le pidió que retirara su acusación. Como no lo hizo, las relaciones -inexistentes, por otro lado- entre Casado y Sánchez han quedado rotas.

Visión periférica de la que todos los tertulianos han hablado y seguirán hablando, mientras nuestros asuntos, nuestras preocupaciones se entremezclan con el patinazo del Tribunal Supremo sobre las hipotecas. Y que por eso de que el poder legislativo y el poder judicial son independientes, nos abocan a los ciudadanos a una espera de más de 15 días para firmar con seguridad jurídica una hipoteca. Casado no admite que constitucionalmente se haya retirado a su partido de gobernar, no le preocupa que los trabajadores de los astilleros de Navantia se queden sin trabajo… pero los españoles a través del CIS ya le están diciendo que por ese camino se equivoca. Desde que lidera el PP se ha radicalizado y escorado tanto hacia la derecha, que su partido -si hoy se realizaran elecciones- quedaría como tercera fuerza política. Eso sí que es un golpe de Estado a su militancia.

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