Después de muchos bulos y bastante confusión, el jefe del Gobierno ha aclarado la receta a los autónomos. Y la ministra de Hacienda ha precisado por su parte el nuevo impuesto a las tecnológicas. Pedro Sánchez explicó en el pleno del Congreso del 31 de octubre del corriente –san Crispín y san Froilán en el santoral– el tratamiento a los 3,3 millones de trabajadores autónomos por parte de la Seguridad Social. A instancia de su aliado presupuestario Pablo Iglesias, el presidente desgranó las cinco medidas que tiene previsto aplicar. Una: la mejora de la protección social por desempleo –ahora supone el 11% de la recaudación en cuotas por ese concepto–; dos: la cotización por tramos, según los ingresos, a partir de 2019 –ahora todos cotizan lo mismo, con independencia de su cifra de negocio–; tres: el combate de la explotación laboral mediante el sistema de “falsos autónomos” –la Inspección de Trabajo ha conseguido en cuatro meses la contratación regular de 11.978 trabajadores que se hallaban sometidos a esa situación–; cuatro: la aplicación real del “criterio de caja” para pagar el IVA. Y cinco: la dignificación de la pensión mediante un ligero incremento de la cotización.

Iglesias se mostró de acuerdo con las medidas, ya que engloban su pacto presupuestario con Sánchez, al que advirtió en latín: “Pacta sunt servanda” (hay que cumplir los pactos) y pidió que “nunca más se equivoque de aliados”, en alusión a los cantos de sirena de Ciudadanos. Su líder, Rivera, se extrañó muchísimo de que el “bolivariano” se erija ahora en defensor de los autónomos, ya que “ataca –dijo– al sistema económico, al Ibex 35 y a las pequeñas y medianas empresas”. Pero lo cierto es que Iglesias precisó que el pacto con Sánchez contiene una cláusula por la que la subida del salario mínimo a 900 euros mensuales no incrementará la cotización de los trabajadores autónomos. Por el contrario, según los términos del acuerdo, “en la cotización por tramos pedimios una bajada del 50% de las cuotas para los que ingresen menos de 6.000 euros y del 35% para el siguiente tramo”, especificó el de Podemos. Sánchez, que no hizo uso de la réplica a Iglesias, manifestó que el Gobierno ha abierto el diálogo social a los autónomos para completar su propuesta.

El pleno también sirvió para que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, explicara al secretario general del PP, Teodoro García Egea, que ha rebajado la previsión de ingresos por el nuevo impuesto a las tecnológicas desde los 1.500 euros anuales que estimó su antecesor, Cristóbal Montoro, a los 1.200 consignados en el anteproyecto de Presupuesto para 2019. El gravamen del 3% va dirigido a las plataformas de venta por Internet que actúan como intermediarios, y se atiene a lo establecido en la directiva europea al respecto. De hecho –añadió Montero– el Gobierno utilizará en la creación y aplicación del nuevo impuesto el mismo anteproyecto que dejó elaborado el titular de Hacienda del PP. “No se trata de gravar la tecnología ni el avance del sector, sino a las plataformas de intermediación”, precisó la andaluza.

Como es habitual desde el triunfo de la moción de censura de los socialistas contra Mariano Rajoy tras la condena de su partido en el caso Gurtell de corrupción, los presidente del PP y de C’s, Casado y Rivera, hicieron honor a su nombre artístico (el dúo sacapuntas) con sus invectivas contra Sánchez, una vez más a cuenta de la crisis catalana. Casado le espetó: “Usted ha roto con la Constitución”. Es tremendo. Rivera le acusó: “Usted pactó prebendas e impunidad para los golpistas que quieren romper España” y le retó: “¿Se puede comprometer a que jamás hará uso del indulto con los golpistas? Convoque elecciones y lleve en su programa el indulto a ver qué dicen los españoles”. Es tremendo. Sánchez replicó a Casado pidiéndole “lealtad de Estado” y augurando que su radicalidad llevará a la marginalidad al PP. A Rivera le recomendó: “Recupere el centro y no pierda el norte”. Minutos después, en uno de los múltiples actos del festejo del 40º aniversario de la Constitución, la princesa Leonor de Borbón leía el primer artículo de la Carta Magna en la sede del Instituto Cervantes (Antiguo Banco Hispano-Americano) y en presencia de los líderes a la greña.