‘Tus otros hijos no te olvidan’: Desánimo en el cementerio

16/11/2018

Luis M. del Amo. El actor Juan Vinuesa debuta como escritor teatral con una comedia poco definida.

No logra convencer esta primera incursión en la escritura teatral de Juan Vinuesa, el excelente actor de teatro, que ha destacado por sus vivaces dibujos de personajes lindantes en la caricatura y el extremo. Y decimos que no logra convencer porque esta Tus otros hijos no te olvidan, una aproximación humorística al tema del amor filial, o más bien al desamor, fracasa en su intento de levantar una arquitectura dramática que sostenga el edificio en que se inscribe esta comedia, a pesar incluso de su corta duración.

Con todo, hay que decir sin más demora que la obra ha vuelto al Teatro del Barrio de Madrid, donde permanecerá, el fin de semana hasta el 18 de noviembre, después de su paso la pasada primavera, con moderado éxito, dentro de la programación de la muestra de creación contemporánea que patrocina la Comunidad de Madrid, el festival Surge.

Y decimos que no logra convencer este libreto, el primero de Vinuesa, debido, en nuestra opinión, a una fatal indefinición a la hora de seleccionar el punto de partida, el tono, de aquellos sucesos y situaciones que se quieren presentar. De hecho, la mayor parte de la obra responde a un tono realista, que caracteriza el largo monólogo que conforma el cañamazo fundamental de la obra, y cuya dramaturgia no añade nada, o muy poco.

Sin embargo, la cosa mejora, y mucho, cuando hace su aparición alguno de los personajes intercalados, más cercanos a un tono sarcástico, caricaturesco o directamente esperpéntico. Así sucede con una primera tendera, de acento gallego. Y sobre todo con un Cristo, femenino que, con desconcertante acento, dialoga con el personaje principal de la obra, en uno de los momentos retrospectivos que menudean por la obra; concretamente, aquel que lo aleja del cementerio adonde ha acudido, ya adulto, a saldar cuentas con su progenitor recién fallecido.

Una escena la del Cristo que raya a muy buena altura, y que consigue impresionar al espectador, al inscribir en un territorio de burla, esperpento, caricatura – estilización, en suma – la comedia; un tono, en suma, donde el imaginativo Vinuesa logra, en nuestra opinión, sus mejores réditos.

Logros que, por desgracia, no se mantienen cuando la obra regresa al terreno realista, sin que puedan hacer nada por remediarlo los actores  – correctos, por lo demás – Rafa Nuñez y Zaira Montes.

Llega a tal punto la indefinición que emerge incluso en el programa de mano, que habla de un presunto género distópico, cuya realidad nada tiene que ver con lo visto en escena, en nuestra opinión.

En suma, una interesante aproximación a la escritura teatral de un actor estimable, cuya bisoñez, quizás, le ha impedido afianzarse en el terreno donde su imaginación ofrece los mejores resultados; esto es, el esperpento y la burla.

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