Un restaurante de hotel que querrás conocer

26/11/2018

Carmela Díaz.

Hace unos meses la cadena The Pavilions inauguró en Madrid su primer establecimiento en España y lo hizo bajo el innovador concepto de boutique art hotel. Su idea es que los huéspedes se alojen en una galería de arte. Una cuidada selección de obras de artistas de primer nivel protagoniza tanto los espacios comunes como las habitaciones y suites. El edificio que alberga el nuevo hotel está situado en la calle Amador de los Ríos, junto a la plaza de Colón, y se ha sometido a una intensa rehabilitación. Cuenta con veinticinco elegantes habitaciones y tres suites con terrazas que ofrecen estupendas vistas.

Como viene siendo habitual en los últimos tiempos y en los hoteles de categoría, la oferta gastronómica es un valor añadido que pretende deleitar tanto a huéspedes como a los propios madrileños: es una tendencia que ha llegado para quedarse. Su nuevo restaurante Guillermina ofrece una gastronomía mediterránea de vanguardia de la mano del chef ejecutivo Guillermo Salazar. Este chef consigue los mejores ingredientes locales españoles y crea su propia versión de los platos tradicionales. Como ha vivido y trabajado durante mucho tiempo en Nueva York, sus platos están influenciados por la fusión de culturas que inspira esta ciudad. La carta está pensada para comensales urbanitas de mentalidad internacional y gira en torno a platos tradicionales españoles de alta calidad con un guiño a las influencias asiáticas y mediterráneas.

Además, el salón está rodeado de un entorno verde que lo transforma en un paradisíaco jardín y le brinda el ambiente ideal para la sobremesa. La carta ofrece una gran variedad de sabores. Resulta imprescindible probar la ensaladilla rusa de centollo con mayonesa de marisco y txangurro, cremosa y deliciosa. Entre los entrantes no faltan clásicos españoles como el jamón ibérico de Guijuelo, las anchoas de Santoña o las croquetas de mejillones en escabeche. El pulpo se sirve con un aliño thai kimchi y aceite verde y las gyozas son las más castizas que hayas probado: están rellenas de callos a la madrileña.

En línea con su carácter cosmopolita, la carta incluye una sección de Raw Bar que incluye ostras Gillardeu al natural o con aderezo francés o tiradito de corvina con lima, entre otras opciones.

También están muy ricos el salmón glaseado con sidra sobre una base de pisto, el pollo a baja temperatura -muy jugoso- y la lubina con curry de calabaza y huevas de trucha. Los más carnívoros podrán degustar un buen lomo bajo y el steak tartar, uno de los platos estrella de la casa, con una base de chiles de Corea del Sur llamada gochujang, dos verduras daikon y tupinambo que sorprenden al paladar. Los más golosos deben finalizar con el chocolate con toffee salado y aceite de oliva o las fresas servidas con vinagre de Jerez, nata y vainilla.

Además, en respuesta a las demandas de personalización de los nuevos viajeros, el hotel propone un packs experiencial pensando en sus huéspedes más foodies que podrán disfrutar de la Experiencia Guillermina para descubrir durante su estancia este restaurante gourmet. Incluye un recorrido por la carta -durante la comida o la cena- consistente en un entrante y un plato principal por persona, maridado con una copa de vino. El precio de esta experiencia gastronómica es de 249 euros e incluye alojamiento en una de las habitaciones deluxe.

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