Un G20 bajo muchas sombras

30/11/2018

Maite Vázquez del Río.

Estamos acostumbrados a oir a hablar de las reuniones del G20. En 2008 el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero logró introducir a España como país invitado en las reuniones de las potencias económicas más brillantes del Planeta. Y desde entonces acudimos como alumnos bien aplicados para dejar huella y que nos vean como una nación que todavía tiene mucho que decir en este grupo de élite, que concentra el 85% del PIB munidal y el 66% de la población.

Pero en la reunión para la gobernanza global que se celebra en Buenos Aires muchas sombras se ciernen entre los socios de este grupo privilegiado de potencias mundiales. La guerra comercial entre Estados Unidos y China está llevando al resto del mundo al caos, sembrando incertidumbre en los mercados bursátiles y poniendo en tela de juicio todo lo que se había avanzado en contra el proteccionismo para favorecer el libre mercado. El presidente chino y estadounidense se verán, de nuevo, las caras y quién sabe cuál será la última ocurrencia de Trump.

De momento, Donald Trump ha firmado con el presidente mexicano (a punto de dejar la presidencia) y el canadiense el Acuerdo del Atlántico Norte. Una vez Trump ha aprovechado la oportunidad para arremeter contra Peña Nieto diciéndole que es un privilegiado por haber podido firmar este «hito» antes de dejar la presidencia.

Los dirigentes europeos también acuden debilitados tras el reciente acuerdo con Reino Unido para que abandone la Unión Europea. Era la segunda economía de la eurozona y a Theresa May se la ve en la reunión que no sabe a quién acercarse, excepto a Donald Trump. Los miembros comunitarios -al inicio de la reunión- estaban esperando que llegara cuanto antes su líder Angela Merkel, atrapada en Colonia por un fallo en el avión que la trasladaba.

Por su parte, Vladimir Putin asiste con una nueva tensión abierta contra Ucrania, que de no arreglarse podría terminar en guerra, después de que Rusia apresara a tres buques ucranianos y sus tripulaciones en el Mar de Azov. Muchos de los presentes tienen puesta  su mirada en la OTAN por si hay que intervenir. Por el momento, Trump ya le ha enviado su primer gesto a Putin, anulando el encuentro que habían fijado dentro del G20.

Y para remate la presencia del heredero saudí, Mohamed bin Salmán, acusado por la CIA y prensa estadounidense y por el resto del mundo de haber dado la orden de asesinar al periodista crítico al regimen Yamal Jashoggi. De momento, dos de los señados por los problemas se han saludado como si les fuera la vida en ello a su entrada a la reunión: Putin y Mohamed bin Salmán. El dirigente ruso ha echado un cable al heredero saudí mientras el resto miraba con recelo. La cuerda floja en la que se encuentra Arabia Saudí ha servido para que el presidente turco, Recp Tayyip Erdogan, lamentara en la reunión la opresión y el radicalismo yihadista saudí.

También el anfitrión, Argentina se encuentra señalado por su actual situación económica y su dependencia de la ayuda del FMI. Christine Lagarde asiste a la reunión en Buenos Aires como un apoyo más al país emergente, como el resto de los socios del G20 que han acudido con agrado al país para celebrar su reunión. No obstante, todos miran con inquietud a un vecino cercano, Brasil, con la llegada del ultraderechista Bolsonaro. No obstante, el gobierno de Macri ya ha tenido que realizar un gran despliegue policial ante las 33 manifestaciones anunciadas en contra de la globalización y el capitalismo. Macri ha dado permiso a sus 20.000 policías a que abran fuego si es necesario. Ha suspendido el metro y los trenws y cerrado los aeropuertos.

Con todos estos problemas por resolver, los mayores líderes mundiales pretenden acordar una declaración conjunta en la que se apueste por el crecimiento y la estabilidad económica, el empleo digno y de calidad, igualdad, transición ecológica fiscalidad justa, migraciones y lucha contra la corrupción.

Tal y como va la economía, con muchos expertos hablando de que en 2020 volverá a dar la cara la crisis habría que preguntarse si la guerra comercial, el conflicto Rusia-Ucrania o la falta de derechos fundamentales en muchos países no son suficientes motivos para que la crisis -si es que llegamos a salir de la anterior- no aparezca antes de lo esperado.

Sobre esta nueva reunión del G-20 hay muchas sombras y no muy lejos un nuevo agujero negro… ¿Serán capaces de ver entre tanta niebla?

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