Crear una empresa es algo que no se debe tomar a la ligera. Requiere organización, engranar un buen plan de negocios y sobre todo calcular el coste que generará su instauración.

Lo mismo ocurre cuando se piensa en buscar la financiación de una empresa. El santo grial de este tema se basa en conseguir un crédito sólido y que dé confianza, tanto para el inversionista como para la compañía, y para que esto se dé, hay que planificar muy bien, evaluar los pros y los contras y realizar un análisis del tiempo que se requiere para lograr la meta.

¿Quién puede financiar?

En el momento de realizar una financiación a empresas, quienes pueden participar obviamente son los bancos, pero aquí se trata de buscar alternativas que no toquen esta opción y es que si bien se presenta como la forma más tentativa de obtener dinero para pagar las inversiones necesarias que necesita el negocio, sus consecuencias pueden ser negativas para la empresa debido a las gestiones e intereses que mantiene una entidad bancaria.

Por eso, ganar la independencia financiera es primordial y hoy en día eso se puede lograr buscando diferentes vías que permitan conseguir los objetivos planteados. Estas vías pueden ser por medio de préstamo directo o Direct Lending, donde el inversor, por medio de fondos que están creados por grandes patrimonios, presta dinero a la empresa a cambio de una renta, involucrándose directamente en el negocio además de ser quien elige la empresa a financiar.

El Direct Lending es una buena opción ya que, al no haber reglas determinadas para este tipo de préstamo o sus medidas no son muy restrictivas, ambas partes se ven obligadas a generar las mejores condiciones de rentabilidad y disposición crediticia, lo que hace que el proyecto surja y se mantenga, garantizando el éxito.

Otras opciones

La sociedad de garantía recíproca tiene como finalidad prestar ayuda financiera, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas (pymes), ofreciendo también condiciones estables en el momento de solicitar un crédito. Éstas no tienen fines de lucro y en cuanto al tipo de interés y plazos para pagar, es flexible. El inconveniente es que se debe ser socio activo y abonar la cuota mensual si se quieren obtener beneficios de este tipo de financiación.

Por otro lado, el mercado alternativo bursátil también está dando de qué hablar en el mundo financiero. Y es que tiene su enfoque en las pequeñas empresas, haciendo que éstas se beneficien al tener acceso a los capitales públicos y a las ventajas que ofrece el mercado como liquidez, valoración y otros. Todo esto con el fin de que estas pequeñas empresas se expandan.

Ahora, los préstamos participativos son anticipos abiertos donde el tipo de interés va evolucionando de acuerdo a cómo se vaya desarrollando la empresa. En otras palabras, el prestamista participa en los beneficios de la empresa que está siendo financiada.

Y si de tecnología se trata

Las plataformas FINTECH son ideales para la nueva generación de emprendedores, ya que entienden cómo manipular los servicios financieros por medio de la tecnología. Poseen fórmulas novedosas que garantizan un bajo coste y la disminución de la burocracia.

El capital riesgo en cambio, se basa en crear sociedades donde se invierte el capital en proyectos con expectativas comprobadas de un gran desarrollo en un periodo de tiempo corto. Está orientada más hacia las pequeñas y medianas empresas que tengan un modelo de negocio transformador apoyado en bases tecnológicas.

Lo más importante es crear un negocio fuerte que genere los ingresos necesarios para que pueda mantenerse en el tiempo y adaptarse a las nuevas tendencias que se vayan presentando. Solo así se garantizará su buen funcionamiento, solidez y confianza para futuros inversionistas en el caso de tener una visión de expansión.

También se debe tener presente que, con las crisis generadas por la reducción de la financiación bancaria, han nacido nuevas entidades de crédito diseñadas para ofrecer las mejores ofertas financieras animando a las grandes empresas, micropymes, pymes, empresas de nueva generación y sujetos autónomos a arriesgarse y solicitar ayuda económica para desarrollar sus proyectos.

Y teniendo presente que nunca es tarde para emprender,  solo queda centrarse en consolidar el proyecto que se tiene en mente y evaluar bien el tipo de financiación que mejor se adapte a las necesidades para ese momento.