El presidente Trump ha puesto de relieve repetidamente su gran respeto e incluso amistad con Xi Jinping. Ya el 8 de abril en Twitter dijo que «el Presidente XI y yo siempre seremos amigos, sin importar lo que suceda con nuestra disputa sobre el comercio». Esta camaradería se ha exhibido en el marco de la reunión del G-20 en Buenos Aires, habiéndose reflejado en declaraciones oficiales de ambas partes.
El principal elemento de la tregua es aplazar hasta el 1 de marzo el aumento de aranceles a las importaciones chinas previsto el 1 de enero. Según declaración de EEUU ambos países tendrán en este tiempo «negociaciones sobre cambios estructurales respecto a transferencia forzada de tecnología, protección de la propiedad intelectual, barreras no arancelarias, intrusiones y robos cibernéticos, servicios y agricultura”. Si no se llega a acuerdo los aranceles del 10% aplicados actualmente a 200.000 millones de dólares en importaciones chinas aumentarán al 25%.
El aplazamiento de tres meses es un resultado positivo modesto y un paso en la dirección correcta, pero seguimos viendo difícil un acuerdo global en 2019. Trump parece mostrarse menos inflexible respecto al presunto robo de propiedad intelectual y transferencia tecnológica forzada o la cuestión más compleja de “Made in China 2025” para desarrollar campeones nacionales en industrias clave, que EEUU considera una amenaza para sus industrias y competitividad tecnológica y es fuente particular de angustia en los círculos de Washington DC. Pero la influencia de los halcones geopolíticos de la Administración Trump respecto a estos problemas más profundos y estructurales puede incluso perjudicar los asuntos más simples de corrección del déficit comercial bilateral como la soja de EEUU y exportaciones de ganado y petróleo a China.
EEUU afirma que China se ha comprometido a comprar una cantidad «sustancial» de bienes estadounidenses, sin cifras -Trump ya pidió en marzo a China que aumentara las importaciones estadounidenses en 100.000 millones de dólares, aumentado posteriormente). Además en un reciente Tweet Trump indicó que China supuestamente se comprometió a reducir aranceles a los automóviles importados de EEUU -actualmente del 40%, según Trump-.
Pero es una tregua frágil, donde está por ver progreso respecto a la política industrial de China y tecnología, sobre lo que es poco probable que los chinos varíen. Efectivamente, China no menciona fecha límite y parece vincular la promesa de importar más de EEUU a un acuerdo sobre comercio (tal vez retirada del actual arancel del 10%). Además tanto por parte de EEUU como China hay notable ausencia de referencias a la política «Made in China 2025»
Así que es probable que aumenten los aranceles a las importaciones chinas en 2019. Ya han sido fuente de incertidumbre este año, con aumento de la volatilidad y disminución de valoraciones en los mercados financieros. incertidumbre permanece y no cambia nuestro escenario por el que prevemos volatilidad, por el índice VIX entre 15 y 25%, con picos ocasionales. Ahora bien, esta tregua compra tiempo a los inversores cara a final de año.
Dong Chen y Thomas Costerg, economistas de Pictet WM
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