Existen más de 1.500 monedas virtuales, que mueven 176.000 millones de euros

09/12/2018

Miguel Ángel Valero. Sus efectos sobre la estabilidad del sistema financiero son limitados, debido a su reducido tamaño y escasa conexión con él. Sin embargo, los riesgos para los consumidores "no son nada desdeñables", avisan expertos del supervisor.  // Revista de Estabilidad Financiera

Existen más de 1.500 monedas virtuales en circulación, y su capitalización de mercado ascendía en septiembre de 2018  a unos 200.000 millones de dólares (unos 176.000 millones de euros). «A pesar de las pretensiones sustitutorias del dinero que pudieran tener inicialmente» estas criptomonedas, «ni cabe considerarlas dinero, ni es previsible que en un futuro vayan a reemplazarlo», señala un análisis elaborado por la jefa de la División de Regulación del Banco de España, María Ángeles Nieto, y el especialista en esta materia, Joaquín Hernáez Molera, y publicado en el último número de la Revista de Estabilidad Financiera del supervisor.

El Banco de España no aprecia «por ahora» la necesidad de aprobar una normativa general para las monedas virtuales o criptomonedas, más allá de la regulación de algunos aspectos específicos ligados a su utilización, aunque no descarta hacerlo en el futuro si aumenta su auge y su aceptación entre los ciudadanos.

Los esfuerzos de los supervisores y de los reguladores se centran en la evaluación del fenómeno y en el seguimiento de los riesgos, con el objetivo de valorar la adopción de medidas enfocadas a mitigarlos, así como la conveniencia o no de desarrollar un marco normativo específico para estas monedas virtuales.

El análisis «Monedas virtuales y locales: Las paramonedas, ¿Nuevas formas de dinero?» recuerda que no se trata de un fenómeno nuevo, pero hasta hace poco su emisión e intercambio solían estar circunscritos a una única entidad y su ámbito de uso era muy limitado.

Sin embargo, los desarrollos tecnológicos han permitido la aparición de numerosas criptomonedas, que suelen emplear métodos de emisión e intercambio descentralizados y que tienen un ámbito de extensión global a través de Internet.

Estas monedas virtuales no tienen un emisor concreto ni un control centralizado, sino distribuido y fundado en la criptografía

Su creciente popularidad puede conducir a un aumento de los riesgos para el sistema financiero, aunque por el momento sus efectos sobre la estabilidad del sistema financiero son limitados, debido a su reducido tamaño y escasa conexión con él. Sin embargo, los riesgos para los consumidores «no son nada desdeñables», subrayan los expertos del Banco de España

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