Un consejo de ministros de alto riesgo

17/12/2018

Maite Vázquez del Río.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pretende buscar la normalidad democrática con la celebración del Consejo de Ministros de este viernes, 21 de diciembre, en Barcelona. Una normalidad que a todas luces resulta imposible de creer cuando desde el Estado se tiene que desplazar a más de un millar de fuerzas de Seguridad, y tener en alerta a todas las fuerzas de orden y seguridad existentes en Cataluña ante la amenaza de movilizaciones masivas por parte de los grupos llamados a defender la república-no proclamada.

Sánchez apela a las decisiones que carácter social que adoptará su ejecutivo, cuya estrella será la subida oficial del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros. Insiste, en aras de la normalidad democrática, en mantener una reunión con el presidente Quim Torra, eso sí, siempre que éste último no le mencione el referendum independentista. El resto de las decisiones que se aprobarán serán algunas cantidades para invertir en las infraestructuras de Cataluña y pecata minuta.

Pero por más que se mire no se ve normalidad por ningún lado. ¿Cuántas veces la reunión del Consejo de Ministros ha salido de La Moncloa? Con Pedro Sánchez, la del próximo viernes será la segunda. La primera tuvo lugar en Sevilla, cuando Susana Díaz estaba de campaña electoral autonómica y a la vista de los resultados no le fue muy bien.

Han sido contadas las ocasiones, por tanto, pero cuando accedió a la presidencia se había comprometido a tener un consejo de ministros en Barcelona, y seis meses después lo va a celebrar, pese a quien pese y cueste lo cueste.

Parece que hay un consigna entre los miembros del Ejecutivo de que hay que ir para demostrar que no se tiene miedo por muchas manifestaciones que haya convocadas en su contra.

Hay que ir, aunque midiendo cada paso y cada palabra. Lo suyo, si la normalidad realmente existiera entre la Administración central y autonómica catalana, sería que no haya que medir nada, porque nada malo ni de instrusismo se está haciendo. Pero se ha llegado a tal extremo que Pedro Sánchez aún no sabe si la noche previa al consejo de ministros asistirá a una cena que organiza Fomento del Trabajo, la patronal catalana. A ella asistirá como «cabeza de serie» el president de la Generalitat y en La Moncloa todavía están estudiando si Sánchez debería ir o no. La cuestión es no restar protagonismo a Torra, que parece no dar mucha importancia a los miles y miles de empresas que han abandonado Cataluña. De ir, Sánchez desplazaría a Torra como «cabeza de serie» del ágape.

Pero lo más curioso de este intento de normalidad es que aún no se sabe con certeza si la reunión solicitada por Sánchez a Torra se producirá. Eso sí, los dos hablan de su disposición a mantenerla.

Así las cosas, este consejo de ministros se puede considerar de «alto riesgo», dado el elevado número de Mossos d’Escuadra, policías nacionales y guardias civiles que deberán vigilar para que la reunión de los miembros del Ejecutivo se celebre sin ningún incidente. Su repercusión a nivel mediático no será de carácter mundial, como el partido del Boca y el River por la Copa Libertadores, pero a nivel nacional todo el mundo estará pendiente de lo que suceda en Barcelona. Los grupos independentitas deberán demostrar cuán pacíficos son.

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