“Dar voz a la militancia es dar la voz a la democracia”. “Estamos aquí con lo mejor que tenemos, la voz de la militancia”.  “Empezamos una nueva etapa ilusionante en la que los militantes vais a tener un protagonismo destacado”. Son algunas de las frases pronunciadas por Pedro Sánchez durante la campaña de primarias que le encumbró a la secretaría general del PSOE y la promesa que realizó en su carta a la militancia justo después de su elección-

Palabras entresacadas de las hemerotecas y de las cintas de audio de los informativos radiofónicos a las que ahora el Presidente del Gobierno tendría la oportunidad de dar forma y cumplimiento a la luz de las encuestas con las que nos hemos desayunado en los primeros días de este 2019 recién estrenado y que muestran el clamor general de los españoles, socialistas confesos incluidos, reclamando elecciones generales ya.

El 73,9 por ciento de los ciudadanos, entre ellos el 63,5 por ciento de los votantes socialistas piden elecciones generales en marzo o mayo, con datos de la encuesta de Sigma Dos para El Mundo, y el 70,7 y 42, por ciento, respectivamente en la realizada por NC Report para La Razón. Sondeos que coinciden, igualmente en el suspenso rotundo y mayoritario que los españoles, también socialistas incluidos, dan al jefe del Ejecutivo, a su gestión y a todos los ministros del Gobierno.

A la vista de estos datos el ciudadano Presidente debería ponerse manos a la obra para dar cumplimiento a la voz de sus votantes, sus militantes y de la ciudadanía española entera. Claro, eso sería lo serio y lo cabal si hubiera demostrado que es un hombre fiel a sus principios y sus compromisos. Pero si algo ha caracterizado la gestión de Sánchez es su versatilidad, su frivolidad, su inconstancia, sus incumplimientos y sus mentiras, empezando por ese compromiso de convocar “elecciones cuanto antes” que asumió en la moción de censura que le llevó a la Presidencia y que ahora se ha transformado en aguantar como sea en el sillón, caiga quien caiga, y cueste lo que cueste.

Esta fue sólo la primera de una larga lista de engaños u omisiones como la de limitar el del decreto-ley cuando sólo en sus dos primeros meses ya había superado todos los decretos-ley de la legislatura de Rajoy. O la de una RTVE independiente que se transformó en un decretazo para nombrar a la afín Rosa María Mateo como administradora única de la cadena pública. O las de publicar la lista de defraudadores fiscales y acabar con los aforamientos.

Pues bien a la vista de estas violaciones y otras tantas que sería demasiado prolijo enumerar pero que todos conocemos, ¿qué valor tiene hoy la palabra del Sánchez Presidente?, que ya su portavoz nos aclaró que no es el Sánchez candidato. Evidentemente, y mientras no nos demuestre lo contrario, la palabra del Presidente es papel mojado sin ninguna credibilidad.

Y, al hilo también de las encuestas, ¡ojo con también con el PP! Los sondeos confirman que el efecto Casado ni está ni se le espera y que el sorpasso de Ciudadanos es hoy más que posible, junto la irresistible ascensión de VOX. Pero eso es otra historia de la que habrá que ocuparse con más detenimiento.

PD: Mientras escribo estas líneas los medios de comunicación informan de otro grave incidente ferroviario en Extremadura, sólo días después de que Sánchez regalara 1.200 millones de euros para infraestructuras en Cataluña. Sin comentarios.