En 2001, 17 expertos en programación se reunieron para redactar el Manifiesto Agile (ágil), un documento que supuso un cambio radical en la forma de desarrollar software, más acorde con las necesidades de los clientes, cuyas demandas eran cada vez más frecuentes y urgentes, debido al mayor uso de los ordenadores personales y, posteriormente, de los dispositivos móviles. Estos expertos establecieron valores que han servido de inspiración a las diversas metodologías ágiles surgidas desde entonces, útiles para el desarrollo de cualquier otro producto, más allá de la informática. Estos valores abogan por un cambio de mentalidad, una nueva cultura organizativa.

Imagen: rawpixel.com (obtenida en unsplash.com).

Una de las 10 predicciones del 2019 para los CIO, o responsables de los sistemas de tecnologías de la información, facilitadas por la empresa IDC Research España contempla el auge de estas metodologías: “De cara al año 2021, el 65% de los CIO difundirá las prácticas de agile/DevOps en la empresa para conseguir la velocidad necesaria de innovación, ejecución y cambio”.

Por su parte, Eva García, cofundadora de la firma de consultoría de recursos humanos y formación Coaching On focus, asegura que “en este mundo cada vez más dinámico, se hace necesario contar con metodologías ágiles, que son flexibles y se adapten rápidamente a los cambios del momento. Sin embargo, por sí mismas no son suficientes para alcanzar los objetivos, hace falta formar a los líderes capaces de gestionar este cambio en la cultura de las empresas”. A continuación, facilita los siete beneficios de implantar una metodología ágil en la empresa:

1. Pone el foco en las personas. En muchas empresas se da más importancia a los procesos y las herramientas que a las mismas personas. Tener empleados motivados, en un entorno adecuado, y que sientan que son apoyados tanto por sus responsables como por sus compañeros, redunda en unos mejores resultados.
2. Fomenta la responsabilidad dentro del equipo. Y aumenta la autonomía y la transparencia. El trabajo colaborativo, la fluidez en la comunicación de los equipos y la participación equitativa de todas las partes hacia un objetivo común, claro y conciso ayuda a que los equipos sean más eficaces y autónomos.
3. Permite dimensionar mejor los proyectos. Así se minimizan los riesgos, pues las revisiones continuas permiten la adaptación al cambio de una manera más eficiente, lo que evita sorpresas tanto para el equipo como para el cliente respecto a los tiempos de entrega y los costes.
4. Facilita la priorización y toma de decisiones. De esta forma, se eliminan tareas innecesarias. Y es que al estar todas las personas involucradas con un ritmo de trabajo constante y evitarse las jerarquías, la operativa es más rápida. Se maximizan los resultados, buscando la eficiencia y la optimización.
5. Mejora la experiencia del cliente. A través de feedbacks rápidos y precisos, gracias a un modelo de comunicación más colaborativo y cercano, donde el cliente es uno más del equipo, se consigue mayor nivel de satisfacción y ahorro de tiempo.
6. Permite entregar diferentes versiones en muy corto plazo de tiempo. La implantación de agile como metodología proporciona una estructura flexible que permite entregar productos y servicios en intervalos con rápida respuesta a los cambios.
7. Incrementa el valor añadido y la predictibilidad de los resultados. El modelo de trabajo ágil y la cercanía con el cliente permite conocerlo más y mejorf, aportando valor diferencial y evitando desviaciones sobre el plan inicial
   

Más información
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⇒ Leer en el blog de la escuela de negocios de la innovación y los emprendedores IEB School el artículo Las metodologías ágiles más utilizadas y sus ventajas dentro de la empresa.