Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) crecieron en España un 4,4% en 2017, hasta alcanzar 340 millones de toneladas. Se trata del mayor aumento interanual desde 2002 y supone que España se está alejando de sus objetivos en la lucha contra el cambio climático. Como el resto de los países de la Unión Europea, el Estado español se ha comprometido a reducir sus emisiones de GEI un 20% en 2030 y un 80% en 2050 respecto a las cifras registradas en 1990 (327,5 millones de toneladas).

La Fundación Aquae ha elaborado un informe sobre los sectores de actividad que más aumentaron sus emisiones de estos gases durante 2017. Los datos de esta fundación muestran cómo el sector eléctrico incrementó un 18,8% estas emisiones, en el sector industrial crecieron un 4,2%, en el transporte terrestre se emitieron un 2,5% más y en agricultura subieron un 2,9%.

Mikel de Pablo, responsable de proyectos de Fundación Aquae considera que “para que España consiga reducir sus emisiones de GEI de cara a los próximos años necesita impulsar considerablemente las medidas de eficiencia energética y el nivel de penetración de las energías renovables».

Entre los proyectos de la Fundación Aquae ha puesto en marcha para paliar el cambio climático se incluye ‘Sembrando Oxígeno’, con el que la organización ha plantado más de 8.000 árboles en diferentes puntos de España. Los árboles actúan como “sumideros de carbono” al retener el CO2.

«Todos podemos contribuir a reducir el CO2 con hábitos como usar menos nuestro coche privado (conducir 50 km menos cada semana reduce en 450 kg la emisión de CO2); aumentar nuestra eficiencia energética (ajustar el termostato 2 grados menos en invierno y 2 grados más en verano reduce la emisión de CO2 en 900 kg); consumir energía renovable, e incluso siguiendo una dieta con baja huella de carbono (los alimentos son responsables de, al menos, el 20% de los GEI) y consumiendo productos de proximidad y de temporada», concluye De Pablo.

Qué son los gases de efecto invernadero

Los gases de efecto invernadero forman parte de la atmósfera natural y antropogénica, es decir, son emitidos por la actividad humana. El dióxido de carbono (CO2) acapara el 81% de las emisiones totales de GEI, seguido del metano (CH4), que representa el 11%.

El CO2, principal responsable del efecto invernadero, proviene principalmente del uso de combustibles fósiles para procesos industriales y medios de transporte. Su emisión procede de los procesos de combustión del petróleo, carbón, madera o erupciones volcánicas.

El CH4 se origina en las fermentaciones producidas por bacterias anaerobias especializadas que se encuentran en zonas pantanosas, cultivos como el arroz y en las emisiones desde el tracto intestinal del ganado. También es emitido por los escapes de depósitos naturales y conducciones industriales.