Aunque se ha calificado como «ocurrencia» del Gobierno la medida, este Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales, más conocido como tasa Google, lleva muchos años sobre la mesa del G-20, la OCDE y la UE.

La economía digital localiza sus beneficios en territorios de muy baja tributación, dando la espalda a las arcas públicas de los países donde están sus clientes y donde venden sus servicios.

Es una medida que afectará sobre todo a los gigantes tecnológicos, quienes han registrado beneficios millonarios en los últimos años. Para las pymes, la tasa solo se aplicará a empresas con unos ingresos globales de más de 750 millones de euros y con ingresos en España de más de 3 millones.

Lo mismo que hemos tenido que cambiar la legislación en muchos otros campos (protección de datos, lucha contra las ‘fake news’), la era digital necesita también revisar las reglas de la tributación.

No hay que olvidar que el ciudadano medio dedica una parte cada vez mayor de su salario al pago de servicios digitales ofrecidos por empresas cuyos beneficios no tributan en nuestro país. Ésta es una realidad innegable y afecta a todas las economías mínimamente desarrolladas.

Daniel Vaccaro es profesor de Fiscalidad de EAE Business School