Las Administraciones Públicas se preparan para abordar la revolución tecnológica

25/01/2019

Pedro Antón, directivo de VASS. Tienen el reto de adaptarse a las reglas del juego digital.

En el año 2000, nadie planteaba que Google se convertiría en el buscador predominante. Entonces, había más competencia y el buscador preponderante era Altavista. Sin embargo, una compañía no tan conocida, Inktomi, fue durante un tiempo el mejor motor de búsqueda, llevando MSN a primera línea. Finalmente, en 2002, la compañía fue adquirida por Yahoo por 235 millones de dólares y llegó a tener una capitalización de mercado de 25.000 millones.

Imagen: Gerd Altmann (pixabay.com).

El problema que había que resolver era la relevancia de la información. La experiencia del usuario primó en la batalla y el PageRank de Google fue más inteligente que la solución que planteaba Inktomi, basada ​​en juicios humanos pre-computados. Como parte del trabajo desarrollado en la búsqueda de esa relevancia, en el año 2000, el profesor Eric Brewer (que formaba parte de Inktomi), formuló lo que ya se conoce como el teorema de Brewer, es decir, que es imposible para un sistema distribuido garantizar simultáneamente los siguientes tres requerimientos: consistencia, disponibilidad y tolerancia a la partición. Sólo es posible garantizar dos de ellos.

La sabiduría popular ha transformado este teorema en algo así como: rápido/bueno/barato, elige dos. Esta es la encrucijada de las empresas que trabajamos para la Administración. Como resultado de la crisis, no sólo se establece el patrón barato de forma constante, sino que la adjudicación pivota sobre este elemento. Por otro lado, el indicador de actividad del barómetro TIC Monitor, realizado por VASS en colaboración con el Centro de Predicción Económica (CEPREDE), revela un crecimiento interanual del 7,2% en la facturación de las empresas tecnológicas.

La traducción es inmediata. La guerra por los buenos profesionales está servida. Según datos de la Comisión Europea, España tendrá en 2020 medio millón de vacantes en perfiles técnicos para los que no habrá profesionales preparados y, mientras tanto, el camino a la transformación digital es imparable, y la Administración no se encuentra al margen. Pero no todos entienden de igual modo ese camino. El principal objeto de cambio es la relación. La tecnificación de los individuos y su conectividad permanente abre la posibilidad para explorar infinidad de nuevos modos de hacer las cosas. Aquellas compañías que han aprovechado este cambio en la sociedad están diseñando nuevos modelos de negocio, tremendamente disruptivos, que pasan a formar parte de la experiencia de los usuarios (Amazon, Uber o Airbnb, entre otros).

Este hecho empuja al ecosistema tradicional a adaptarse a los cambios. Y no hay nada más tradicional que la Administración. Durante la última década, ésta se ha digitalizado, no se ha transformado, tratando de aplicar estos nuevos modelos de comunicación. Posiblemente, el reto que se deba cubrir sea la transformación del proceso adaptándolo a las nuevas reglas del juego digital. Lo cierto es que la transformación digital no se basa sólo en un cambio tecnológico, también en las habilidades y en la cultura que ayuden a forjar nuevos modelos de negocios.

La Administración y la IA
La Administración deberá abordar revoluciones relacionadas con la inteligencia artificial (IA)  y la automatización de la relación con los ciudadanos. Un asistente que funcione como un motor de búsqueda sobre los contenidos tradicionales no será suficiente, y las tecnologías de automatización, robotización y asistencia serán cruciales en los próximos años para tener una Administración moderna y en línea con las demandas ciudadanas. Como consecuencia, la productividad se debería disparar.

Por lo que respecta a los retos más tecnológicos, la tendencia al “todo como servicio” impactará en el modo en que la Administración compre y adquiera recursos. Y la recién estrenada Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público será puesta a prueba con el modelo en la búsqueda de la terna mágica: “eficiencia, servicio al ciudadano y ahorro de costes”.

Los procesos administrativos con una mayor madurez tecnológica, a la hora de dirigirse al ciudadano, abordarán la inclusión de soluciones diseñadas para el comercio electrónico. Se comenzarán a desarrollar soluciones donde el contacto digital ira mucho más allá de un simple canal, buscando la eficiencia en la interacción ciudadana. Para ello, veremos con mayor frecuencia adaptaciones de las tradicionales soluciones de eCommerce enfocadas a la relación ciudadana.

Y, para terminar, hablemos del dato. Es mandatorio la elaboración de tendencias comunes inter-administraciones que garanticen la confianza de los ciudadanos en lo que se viene a denominar ética digital. Pero, a su vez, permitiendo que la información compartida mejore la eficiencia y abra nuevas vías de conocimiento.


Pedro Antón (en Twitter, @pedro_anton
) es director de Administración Pública de VASS (@GrupoVASS), consultora especialista en soluciones digitales.

 

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