Las cada día más elevadas probabilidades de que la salida de Reino Unido de la Unión Europea sea a través de un Brexit sin acuerdo está acelerando los planes del Gobierno español de cara a preservar el futuro de Iberia. El Ejecutivo, que está en contacto con los dirigentes de IAG -grupo del que forma parte la aerolínea española-, trabaja en varios escenarios, y no se descarta que intervenga en el proceso de sustitución de parte de los accionistas.

Las actuaciones que se perfilan son diversas porque los panoramas son cambiantes, como la posibilidad de que la Comisión Europea alargue los plazos que pudieran permitir encontrar una solución que impida que Iberia no pueda volar en la mayor parte de sus actuales trayectos.

Hasta ahora las negociaciones no parece que hayan encontrado la luz más allá del túnel. El Ministerio de Fomento y de Exteriores y el equipo diplomático español en la capital comunitaria no han avanzado de forma sustancial con los argumentos enfocados a que Iberia tiene un mayoría de capital español, es decir, de un país comunitarios. La enrevesada estructura de IAG no ha convencido en ese sentido.

No juega a favor de Iberia la capacidad de Air France y Lufthansa, a través de sus respectivos Gobiernos, de influir contra IAG, aunque en el caso de la aerolínea francesa el botón que busca está centrado en las posiciones de la compañía española. Y tanto en las rutas a América Latina desde España, como, incluso, en la T4 del aeropuerto de Barajas.

Es porque se constatan los problemas, según medios consultados, por lo que la estrategia se encamina al tema accionarial en caso que IAG no modifique la composición de su capital. Si bien ¿cuál puede ser la posición del grupo británico? Por un lado, actúa en coordinación con Moncloa, aunque tampoco quiere perder el control de la aerolínea.