La opa de Fridman por Dia conlleva un plan estratégico y el cambio de la dirección

05/02/2019

Tania Juanes. El magnate ruso promoverá una ampliación por 500 millones y sacará a la cadena de supermercados de Bolsa, en donde se dispara un 63%, si gana la opa. Cuenta con el apoyo de Goldman Sachs, segundo accionista.

Mikhail Fridman

Mikhail Fridman

El primer accionista de Dia, el magnate ruso Mijail Fridman, ha lanzado un opa a la cadena de supermercados por el 100% del capital -ya tiene el 29%-, y lo hace antes que la actual dirección presente su plan estratégico y dé los pasos necesarios para aprobar en junta y materializar después la ampliación de capital por 600 millones. Medidas que conllevaban la puesta en marcha del acuerdo de refinanciación pactado con la banca a finales del pasado año para la deuda a corto plazo y un previsible acuerdo para el resto del endeudamiento.

Ahora la iniciativa vuelve a su terreno. Él está en contra del camino seguido por el actual consejero delegado, Borja de la Cierva -que llegó el 28 de diciembre-, así como por la gestión anterior. El fondo LetterOne, a través del que controla el 29% de Dia, no ha ocultado su oposición a la estrategia seguida en los últimos meses. Con la opa anunciada, que pasa a ser examinada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), envía más mensajes: tiene diseñado otro plan estratégico y, si la oferta triunfa (está condicionada a ser aceptada por el 35,5% de los accionistas) cambiará la cúpula del grupo.

Además quiere el control total ya que tiene previsto sacar a Dia de la Bolsa (en donde hoy se dispara un 63,1% y supera los 0,67 euros de la opa). Frente a la ampliación que ha asegurado Morgan Stanley, ofrece una aportación de 500 millones de euros. LetterOne quiere, no obstante, un acuerdo con la banca para refinanciar la deuda, pero, de momento, sin quitas.

Tampoco está conforme con las actuaciones del consejo de administración, que fue abandonado por los tres representantes de Fridman. En esta línea, aunque el impacto final vendrá marcado por el resultado de la opa, se proyectan meses de tensiones en la cadena de supermercados. «La compañía necesita una nueva visión, una nueva estrategia y una solución financiera que resuelva los requerimientos de liquidez a corto plazo y garantice el futuro de Dia a largo plazo», señala en el comunicado.

Pese a que no se ha cumplido un año desde que Fridman comprase el último paquete de acciones de Dia, no tiene que pagar los 3,7 euros que entonces abonó. Su equipo legal ha logrado encontrar en la normativa la posibilidad que le lleva a ofrecer 0,67 euros por título. Argumenta que al tratarse de una oferta voluntaria, no es necesario que la opa incluya el «precio equitativo» de las acciones. La prima es del 56%, si bien Dia cotizaba a 4 euros hace un año. En principio tiene el apoyo de Goldman Sachs, que es el segundo accionista de la cadena con más del 5% de las acciones.

Para Felipe López-Gálvez, analista de Self Trade, «lo más sensato para los actuales accionistas no sería aceptar la opa, si no vender en el mercado en estos momentos en que su cotización supera el precio». Añade que si la oferta tiene éxito la compañía acabaría siendo excluida de cotización, lo que dificultaría la venta de las acciones que no hayan acudido. Y destaca que los 0,67 euros de la oferta «indican que todos los inversores que entrase en el valor antes de diciembre de 2018 tendría ahora mismo minusvalías en su inversión. Será complicado por tanto que todos los que entraran antes de esa fecha logren recuperar su inversión».

En su opinión el futuro de la empresa «es todavía incierto, ya que los planes de LetterOne dependen de que la operación tenga éxito y haya una aceptación masiva de la oferta. Que se llegue a un acuerdo de refinanciación con los actuales acreedores. Y que se lleve a cabo la ampliación de capital de 500 millones propuesta por LetterOne.

Analizando las causas de la crisis señala que se han unido un cúmulo de circunstancias, pero la raíz del problema está en su negocio en España, que supone 2/3 de la facturación. «Se ha visto sobrepasada por el auge de Mercadona y otros competidores. Firmas como Lidl o Aldi le han arrebatado su histórica consideración como el supermercado de descuentos (hard-discount) por excelencia. Ante esta situación, no ha sabido llevar a cabo una política de fijación de precios acorde a las nuevas circunstancias».

 

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