Dice el refranero popular que quien calla otorga. Una sentencia que hoy bien puede aplicarse a Pedro el Breve quien ha iniciado su particular campaña electoral con un discurso pleno de falsedades y silencios que son la clave de su manual de resistencia.

Silencio y falsedad que se esconden en esa larga cambiada a la pregunta, en su viernes de pasión, sobre si repetiría el pacto con los golpistas catalanes y Bildu, los herederos de ETA, si con ello pudiera seguir en La Moncloa tras el 28-A. Una pregunta que hubiera podido responder con ese “no es no” que le dio fama para convencernos de su repentina conversión al constitucionalismo y de su amor a España. Pero Sánchez calló.

Cómo volvía a callar dos días después en Mérida, reiterando sus duras críticas contra los partidos constitucionalistas mientras que omitía cualquier alusión a Torra, Puigdemont, ERC, Podemos y demás compaña con quienes parece querer seguir negociando esa venta de España y del Estado de Derecho que ahora no ha podido consumar.

Por cierto que en ese mitin extremeño le acompañaba y aplaudía el ahora servil Fernández Vara, incapaz de levantar la voz para denunciar las graves carencias en ferrocarriles y en infraestructuras de todo tipo que aquejan a la Extremadura que preside, mientras su jefe regala millones de euros a los golpistas de la opulenta Cataluña.

Pero volviendo al refranero popular, nos dice también eso de que “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Y eso es lo que nos demostró Sánchez en su mitin de anuncio de convocatoria electoral, en el que habló de unidad cuando sólo ha hecho dividir y encrespar el debate político, la sociedad y su propio partido. Habló también de creación de empleo días después de conocer los catastróficos datos de paro de enero, los peores desde 2012. Y presumió también el dimisionario de fortalecer las instituciones cuando sus cesiones a la Mesa de Partidos y la figura del mediador o relator estaban aún de cuerpo presente.

Pero la mayor desfachatez la cometió Sánchez cuando se atrevió a hablar de la despolitización de RTVE. Un organismo que ha convertido en el Boletín Oficial del Sanchismo – véase el desfile de ministras en RNE y la entrevista de autopropaganda al César en TVE el lunes- y en el que ha purgado a más de 80 profesionales que han sido desplazados o despedidos. Purga que ahora repite en su partido relegando de las listas electorales y puestos de responsabilidad a quienes en el PSOE o en el Grupo Parlamentario  contribuyeron a defenestrarle o le son críticos. José María Barreda y Soraya Rodríguez han sido las primeras cabezas en rodar, pero le seguirán muchas más antes de abril. Todo para rodearse de su guardia pretoriana y premiar fidelidades incondicionales al más puro estilo de Maduro.