El animal que habla

22/02/2019

Miguel Ángel Valero. Cipriano Játiva disecciona en "Palabras en el tiempo" toda la riqueza del pensamiento de Emilio Lledó, que reclama a  cada persona crear una voz propia y libre, capaz de pensar por sí mismo.

Lo mejor que se puede escribir de este libro, «Palabras en el tiempo, abecedario filosófico de Emilio Lledó», escrito por su discípulo Cipriano Játiva y editado por la Fundación José Manuel Lara y el Centro de Estudios Andaluces, es que deja con hambre. Es una obra que invita a conocer más el pensamiento de este gran filósofo.

Un pensamiento que comienza con una frase de Aristóteles, que define al ser humano como «animal que habla». Precisamente esa capacidad de vincularse a través de palabras es la que brinda la posibilidad de crear un espacio común.

Es un animal que habla, sí, pero que está con otros. que vive entre otros. Y la relación que tiene con esos otros animales que también hablan es la palabra común, la lengua.

«Lo importante es lo que haces con el lenguaje. Habla para que te conozcan, pero para eso hay que decir algo con sentido», afirma Lledó. «Si solo dices majaderías, ¿para qué sirve la libertad de expresión?», recalca. Hay que crear una voz propia y libre, capaz de pensar por sí mismo.

Tiene mérito desde luego el trabajo de Cipriano Játiva de condensar, sin traicionar, la filosofía de Lledó en apenas 300 páginas. «No se le ha escapado nada», reconoce el pensador, que atribuye el mérito a la amistad, porque «sólo los amigos entienden la obra». Incluso llega a afirmar que «me he descubierto a mí mismo» en esos comentarios a sus pensamientos filosóficos.

Unos pensamientos que, como destaca Cipriano Játiva, se basan en el diálogo. «La filosofía es diálogo fundamentado en la capacidad de escuchar», afrma el autor de «Palabras en el tiempo».

Emilio Lledó, por su parte, considera que los diálogos de Platón «son el primer bloque de lo que consideramos cultura occidental!», y recuerda que tampoco Aristóteles escribió tratados, sino conversaciones con sus discípulos. Por eso recomienda «evitar el monólogo con nosotros mismos».

En «Palabras en el tiempo» aparecen cuestiones centrales en la filosofía de Emilio Lledó, como la importancia de la palabra (no en vano también es filólogo), del lenguaje y de la historia, la necesidad de la memoria, tanto individual como colectiva, el valor del ideal moral y de la educación, de la crítica, de la lectura, de la cultura.

Destaca sobre todo el compromiso con la igualdad en la educación, que no haya diferentes clases ni privilegiados. Para Lledó, éste debe ser uno de los principios esenciales de una política digna de ese nombre, lo que supone defender la enseñanza pública «para que no sea el dinero el que determine la diferencia».

Para Lledó, esa apuesta por la educación es también una reivindicación de la buena lectura, del acto de leer como forja de la individualidad de cada ciudadano. Es un compromiso político, pero sobre todo ético.

Explica Cipriano Játiva que «leer filosofía no nos enseña a pensar», pero sí a «seguir el sutil entramado conceptual de los grandes pensadores, esos que han propiciado las ideas más poderosas y firmes».

«No se lee filosofía para que uno confirme sus ideas, sino para ser capaz de pensar de otro modo, de pensar mejor, de alzarse por encima de sí mismo, y ver. con la ayuda de los grandes filósofos, más lejos«, recalca.

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