La salud de la banca europea marcará el siguiente paso de los mercados

14/07/2011

Maite Vázquez del Río. Después de tantos ajustes y recortes en Europa, la mayor desconfianza está en los propios líderes europeos, que a fuerza de desunión ya no son creíbles.

Llega el día D y la hora H. El Banco Central Europeo ha fijado para el 15 de julio a las 18 horas para dar a conocer los resultados de los test de estrés de las entidades financieras. Las 91 entidades que han tenido que mostrar la «foto fija» sobre su solvencia, tres años largos después de que estallara una crisis económica sin precedentes de la que vivimos ahora sus peores secuelas: falta de liquidez, países al borde la quiebra y, lo peor de todo, nadie se atreve a decir cuándo acabará. Los mercados están pendientes de las notas para dar su siguiente paso, aunque no parece que vaya a ser nada positivo lo que pase, si acierta el oráculo de Moody’s y, al final, suspenden 26. Entre los analistas se ha extendido el consenso de que las entidades suspendidas serán unas 15.

A punto de superar una de las semanas más convulsas de estas crisis sin fin, en que los mercados se han ensañado con Grecia, Italia, Irlanda, Portugal y España, disparando sus deudas soberanas a cuotas históricas y embarcándolas en una rentabilidad casi indecente, los resultados de las pruebas tensionadas marcarán el camino a seguir por los mercados. Y ahora hay miedo, después de la advertencia de Moody’s a Estados Unidos de rebajar su hasta ahora intocable «triple A». Si la primera potencia del mundo cae, arrastrará al resto. Nada más conocerse se ha visto la reacción de las bolsas de todo el mundo, que en el Viejo Continente se han traducido en una nueva jornada de pérdidas.

La rebaja de la solvencia de Irlanda ha favorecido a España y Grecia. Ya que los mercados se han centrando en la deuda soberana, lo que ha supuesto un leve respiro, mientras en Italia se aprobaba un recorte de gasto de casi 80.000 millones de euros, de nuevo, a costa de las familias y una subida de impuestos.

Y mirando de reojo a Estados Unidos y su techo de deuda, que los republicanos se han empeñado en no querer variar, Europa sigue sin resolver sus problemas. No parece ya que la solución venga por pedir más ajustes, porque ya no queda cinturón para hacer más agujeros. Como ha dicho este jueves el propio ministro de Finanzas italiano,  Giulio Tremonti, ahora la única solución que queda es política.

La canciller alemana, Angela Merkel, se está ganando la enemistad de casi todos, sobre todo, de los países periféricos, a los que les exige y no les da ni un respiro. Mira por la economía alemana y se olvida que el ataque va contra el euro, y los mercados conocen las debilidades. Pero debería tomar nota que cada vez son más los países que se van sumando a sus ataques. De momento, la disciplina alemana ha aplastado a las necesidades. Y la lógica de Merkel, que ya ha aceptado que con el fondo de rescate se empiece acomprar deuda, es buscar entre bambalinas un acuerdo, para que cuando se reúnan den la imagen de que todos los países tienen la misma palabra. De esta forma se evitaría dar más leña a los mercados para que la quemen.

Sin embargo, la estadista alemana ha cometido un error de bulto. Los tiempos son importantes en el mercado. No se puede demorar más la solución (dar a Grecia el dinero que necesita para afrontar sus pagos), porque la presión seguirá en aumento.

Además, cuando se vea la salud del sistema financiero, hasta puede que haya más de una sorpresa relacionada con bancos alemanes. No es casual que la propia patronal alemana pidiera que no se hicieran públicos, con la excusa de no desvelar estrategias de negocio. Y qué mejor estrategia que mostrar su solvencia.

La incógnita de estos resultados es si servirán para dar confianza en el sistema financiero, si su solvencia está garantizada y son creíbles los datos que se reconocen. No puede haber más errores, como los que ocurrieron con Irlanda.

En el caso de España, la propia vicepresidenta primera, Elena Salgado, ya ha reconocido que habrá suspensos. Al fin y al cabo cuatro cajas de ahorros han decidido acudir al Fondo de Reestructuración Organizada Bancaria para recapitalizarse. Y otras tres estan buscando el capital que necesitan en el mercado. Y eso las pruebas no lo contemplan. También han aparecido rumores que algún banco pequeño se podría ver involucrado… Lo bueno es que España esta en pleno proceso de reestructurar su sistema y el esfuerzo mayor ya se ha realizado.

Tal vez influya cómo se presenten las pruebas, si bien es cierto que el BCE no parece preocupado, ya que está previsto que a las entidades que suspendan se las dará seis meses de plazo para que se pongan al día, recapitalizándose. Y si no lo consiguen el propio supervisor europeo les ayudará a conseguirlo.

Por tanto, ahora todo queda en manos de los líderes políticos europeos, que entren en razón y tomen decisiones que se puedan cumplir, porque a estas alturas la mayor desconfianza y menor credibilidad la tienen los poderes políticos europeos, su imagen de desunión y de «sálvese quien pueda».

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