De la política y las líneas rojas

12/03/2019

Josep M. Orta.

La política fue el sistema que la sociedad se inventó para evitar que las sociedades resolvieran sus diferencias a tortazos. Para ello se establecieron unas reglas del juego basadas en el diálogo y la negociación. En estos momentos quizás – aunque sea obvio – es bueno el recordarlo.

Estamos inmersos en cinco campañas electorales y si la demoscopia acierta la sociedad española está dividida a rasgos generales en dos grandes bloquesaparentemente empatados. El problema está que ambos están más que enfrentados y que por ahora unos y otros han puesto líneas rojas para pactar con sus rivales. Además fuerzas hegemónicas en sus comunidades y que previsiblemente lo seguirán siendo son considerados por el resto de partidos como unos apestados con los que no se puede pactar.

Recuerdo una conversación con Ardanza y tras unas elecciones y con la correlación de fuerzas en la mano decidió que el PNV pactara con el PSE-PSOE para formar un gobierno de coalición. «La política está para resolver problemas y si para ello hay que pactar con el rival, se pacta» aseguró el entonces lendakari.

Ciudadanos se ha pasado la legislatura catalana denunciando que Quim Torra no era el presidente de todos los catalanes si no sólo de la mitad, discurso que ha hecho extensivo a Pedro Sánchez tras la moción de censura que le llevó a La Moncloa. Por su parte el PP incluso ha calificado de golpe de estado el relevo que se produjo en La Moncloa. Sin embargo si la demoscopia no falla la situación que se producirá tras el 28-O será que media España habrá ganado y la otra media habrá perdido.

Ahora es un periodo que todo está confuso y ya se sabe que las promesas realizadas en campaña después no se tienen en cuenta. Sí que parece claro que en estos momentos el voto emotivo puede tener un peso importante en el electorado.

Es evidente que algunos políticos han hecho dejación de sus obligaciones y han pretendido que sean los tribunales los que les resuelvan sus problemas y es evidente que judicializar la política no sólo no los resuelve si no que los agrava.

La política es el arte de lo posible y pasadas las elecciones y con los resultados en la mano es de esperar que llegue la hora de la política. De la talla de los dirigentes de los partidos dependerá que encuentren soluciones para los problemas que tiene el país o propiciar un país enfrentado. Y es especialmente preocupante la irrupción de episodios violentos cada día más frecuentes protagonizados por grupúsculos organizados de extrema derecha.

Si hasta ahora en España la cultura del pacto ha brillado por su ausencia y sólo se ha sabido gobernar en épocas de mayorías absolutas, ahora se puede estrenar una nueva cultura del diálogo, de la negociación y del pacto. Es cuando hay grandes problemas lo que propician grandes soluciones. Es la hora de recuperar el verdadero sentido de la política y esto no se hace ni con líneas rojas ni con vetos.

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