El parto de las listas

22/03/2019

Luis Díez.

La confección de las listas electorales de las que saldrán los nuevos diputados y senadores el 28 de abril aporta algunas evidencias. La primera niega la acepción del término “candidato”, que viene de “cándido”, en blanco, pues casi todos llegan emborronados. La segunda afirma la decisión de los líderes de colocar a los fieles, los de su tribu. La tercera indica que más allá de la paridad asumida en su día por el PSOE y establecida después por ley, poco o nada se ha avanzado en la mejora de la democracia mediante listas abiertas. Se votan partidos, no a las personas. Y esa partitocracia da la razón al amargo Bierce, quien definió hace un siglo la democracia como el proceso por el cual elegimos a unos que han sido elegidos por otros.

De este modo, si un elector madrileño quiere votar, por ejemplo, a Albert Rivera, tendrá que hacerlo también al empresario Marcos de Quinto, un patriota que cuando, hace dos años, salió del consejo de administración de Coca Cola, en Estados Unidos, fijó su residencia en Portugal para pagar menos impuestos, ya que el país vecino deja exentos del pago del IRPF los diez primeros años a los adinerados foráneos. Esa circunstancia, oportunamente señalada por el que fuera jefe de prensa de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, ha obligado al número dos del líder de C’s a aclarar que en 2019 pagará ya impuestos en España. Lógico.

La elaboración de las listas del partido naranja ha deparado pucherazos como el registrado a favor de la tránsfuga del PP Silvia Clemente, candidata del aparato riverista en Castilla y León. La denuncia del diputado y miembro de la dirección del partido Francisco Igea de que Clemente había obtenido 82 votos anónimos y aparecía además vinculada a procesos judiciales por presunta corrupción, anuló su elección y abrió la espita de las denuncias por trampas informáticas en otros lugares. Lo más destacado del parto es la huida de Cataluña de su lideresa Inés Arrimadas, quien ganó las últimas autonómicas y ahora abandona el Parlament para ejercer en Madrid junto a Rivera. También Juan Carlos Girauta ha preferido Toledo a Barcelona. Por lo demás Rivera ha relegado a varios miembros de la dirección de C’s para colocar no solo a Quinto (que va de dos), sino también a sus fichajes Sara Giménez y Edmundo Bal de tercera y cuarto en su lista por Madrid.

En el PSOE también han saltado chispas por la decisión del secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de colocar a varios ministros encabezando las listas en Andalucía. De paso ha laminado a los “susanistas” de pro, con lo que se garantiza la fidelidad y obediencia del futuro grupo parlamentario. Al margen de que Susana Díaz manifestara su desacuerdo no participando en la votación en el Comité Federal, las chispas no han provocado un incendio apreciable en el PSOE, donde la renovación afecta al 80% de las listas al Congreso y las mujeres ocupan más del 50% de los puestos de salida.

En el PP, Pablo Casado ha prescindido de casi todos los “marianistas”. De los ministros de Rajoy solo van en las listas la presidenta del Congreso, Ana Pastor (por Pontevedra), Rafael Catalá (por Cuenca) e Isabel García Tejerina (por Valladolid). Pero el problema es otro: la dispersión del voto de derechas. Casado ha pedido a Vox que no se presente en las provincias donde por nivel de población se eligen entre dos y cuatro diputados. Pero la extrema derecha desgajada del PP le ha dicho nones. También le ha propuesto un pacto a Rivera para concurrir juntos al Senado para mantener la mayoría absoluta en la Cámara Alta y poder suspender la autonomía de Cataluña. Pero el líder de C’s, que en 2016 pidió la supresión de la Cámara Alta, le ha contestado que ni hablar del peluquín.

En Podemos, las tribus y banderías, a las que llamaban “confluencias”, parecían sosegadas tras la salida de Errejón y Bescansa, miembros fundadores. Pero las facciones insisten en unas luchas internas que debilitan a la organización de Pablo Iglesias y orientan el voto útil al PSOE de Sánchez. Lógico. De ahí que nadie hable ya del famoso “sorpasso” y que el magisterio de personas como Julio Anguita y Manuel Monereo haya perdido influencia ante los acomodaticios de hogaño. Otras lecturas se pueden sacar de las listas, cuyo plazo de presentación termina el lunes, pero tiempo habrá de hacerlas antes de ir a votar.

 

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