En plena precampaña electoral, generalmente los ejecutivos de las empresas suelen ser muy cautos ante la posible utilización partidista de sus mensajes. Pero el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, se desmarca claramente de esa corriente políticamente correcta y aprovecha su intervención en la junta general de accionistas, celebrada en Bilbao, para proclamar alto y claro que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del Gobierno es «ambicioso» en sus objetivos, que está diseñado «con rigor» y es «realizable».

En la junta a la que se somete su reelección como consejero delegado hasta 2023, Galán afirmó que el plan diseñado por Teresa Ribera para la próxima década puede proporcionar a España «una posición privilegiada» para abordar la transición energética, «tanto por el aprovechamiento de nuestros recursos naturales, como por el desarrollo de nuevas capacidades industriales y tecnológicas».

El Plan Nacional de Energía y Clima demuestra «una voluntad inequívoca» de situar a España «a la cabeza» de la transición energética, con un reto de alcanzar un 74% de generación eléctrica renovable en 2030 y proceder al cierre de la mayor parte de las centrales de carbón para 2025 y el resto antes de 2030; «así como a la parada de la producción nuclear entre 2028 y 2035».

Destaca que el Plan contempla la movilización de unas inversiones en la década por unos 230.000 millones de euros en renovables, redes, electrificación del transporte y mejoras de eficiencia energética, con la previsión de crear más de 360.000 empleos.

Deberes hechos

Galán afirma que Iberdrola, que dirige desde 2001 como vicepresidente y consejero delegado y desde 2006 como presidente y primer ejecutivo, es ahora una compañía «más grande, más internacional, más diversificada, más sólida y más rentable». Y que, en plena ejecución del plan estratégico 2018-2022, «cuenta con muchas más oportunidades de desarrollo a futuro».

«Todo ello ha sido gracias a una estrategia de crecimiento sostenible que pusimos en marcha hace ya 20 años y cuya validez está siendo unánimemente reconocida», destaca.

Galán habla ante sus accionistas de un 2018 «histórico para Iberdrola», en el que «por primera vez en la historia centenaria» de la compañía se superaron los 3.000 millones de euros de beneficio, «medio billón -con b- de las antiguas pesetas». Y la propuesta de un incremento del 7,7% en la remuneración total por 2018 al accionista, para alcanzar, con 0,351 euros por acción, supone «el mayor dividendo pagado hasta la fecha».

«Hemos superado los 50.000 millones de euros de capitalización bursátil, cuatro veces más que el valor de la compañía en 2001. Iberdrola duplica el valor de sus tres principales competidores en España y se ha consolidado entre las cinco mayores eléctricas del mundo, cuando en el año 2001 estábamos en el puesto número 20. Y somos la tercera empresa con mayor capitalización bursátil del Ibex 35, solo por detrás de Inditex y Banco Santander», recalca el presidente de la empresa

También destaca la contribución del grupo no solo a España, sino también a Brasil, EEUU, Reino Unido o México, y al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, generando anualmente más de 32.300 millones de euros. En España el impacto de la actividad de la energética se eleva hasta los 11.000 millones de euros, «lo que supone un 1% del PIB».

La contribución fiscal gobal de la compañía alcanza los 7.939 millones de euros  con 3.642 millones en España. Las compras en todo el grupo ascendieron a unos 8.000 millones de euros, con cerca de 1.700 millones a proveedores españoles.

Galán pronostica que el grupo continuará con su línea de crecimiento, «gracias a la aceleración de las inversiones en activos regulados de redes y a la puesta en marcha de 6.000 MW de nueva capacidad». con una previsión de entre el 5% y el 10% en Ebitda y en beneficio.

El presidente resalta el incremento en el esfuerzo inversor de Iberdrola hasta los 34.000 millones de euros hasta 2022, que supondrá pasar de los 5.300 millones invertidos en 2018 a un promedio de más de 7.000 millones anuales en los próximos cuatro años, con el fin de alcanzar al final del periodo un beneficio bruto de explotación superior a los 12.000 millones de euros, un 30% más que el año pasado.