La patronal de banca AEB ha negado el adelanto a cuenta exigido por los sindicatos en el arranque de la negociación del nuevo convenio de banca hasta 2022. Los patronos demandan incluir en la mesa de negociación el recién legislado registro de jornada mientras que, por su parte, los sindicatos han reclamado tomar parte en el gobierno del futuro modelo de digitalización, a fin de evitar más pérdidas de empleo en un sector que ha visto adelgazar un 40% su plantilla en los últimos diez años.

En pleno proceso de evaporación de su estructura física, la banca arrancó el martes el proceso de negociación de su futuro convenio colectivo. Una reunión que apenas sirvió para otra cosa que repartir las cartas en una mesa donde se sientan, por un lado la Asociación Española de Banca (AEB), y por otro, los 16 representantes sindicales – seis de ellos de Comisiones Obreras, tres de UGT, dos de CGT y uno por cada minoritario: Fine, Cig, Ela y Lab –. Esta primera reunión de constitución de la mesa, sin embargo, dejó muestras de los algunos de los principales asuntos que guiarán la discusión por renovar las reglas laborales del sector.

Negociar en pleno ‘persianazo’

Nada se habló de salarios. Pero CCOO avanzó ya una petición de adelanto a cuenta, con el presentimiento de la que las negociaciones se dilatarán, y más cuando la próxima reunión no se celebrará hasta el 8 de mayo, después de las elecciones generales, informan en fuentes de Comisiones Obreras (CCOO).

Sin embargo, la patronal AEB se negó a conceder ese adelanto y opuso en cambio su deseo de que la discusión incluya entre sus asuntos la fijación de cómo se implanta el registro de jornada, una vez que el Gobierno de Pedro Sánchez ha obligado a las empresas a llevar la cuenta de las horas que hacen sus empleados.

Esta primera reunión de la mesa de negociación del futuro convenio colectivo se produce en un momento de intensa reconversión de un sector que, incluyendo a las cajas, ha visto cerrar en la última década casi el 45% de sus oficinas.

De las más de 45.700 sucursales de 2008, apenas quedan 26.000 a finales de 2018. Un ‘persianazo’ masivo que ha dejado sin sucursal a más de la mitad de los municipios españoles, unos 4.100; y que en algunas provincias, como Barcelona, afectó a cerca del 60% del total de oficinas abiertas en 2008.

Adelgazamiento que en las cajas se cifra en más de un 40% del total de la plantilla, y en los bancos, a un tercio de la plantilla; y que, lo peor, no tiene visos de finalizar, teniendo en cuenta los depidos colectivos pendientes o en marcha, como en Santander y Caixabank, y con insistentes rumores sobre la apertura de nuevos expedientes de regulación de empleo (ERE).

Gobernar la digitalización

En este contexto las peticiones de los sindicatos se centran de momento, en esta fase preliminar, en tratar de minimizar la pérdida de empleos. Más allá de las medidas específicas en cada entidad, que tratan de asegurar la voluntariedad de las salidas, en esta mesa general CCOO ha reclamado a los patronos participar en el intenso proceso de digitalización de las entidades financieras, a fin de reducir el número de trabajadores despedidos.

Otras peticiones, además de incrementos salariales, aún no concretados – el anterior convenio pactó una subida salarial del 4,75% en cuatro años hasta 2018 – tienen que ver con el tiempo de trabajo y medidas de conciliación del trabajo y la vida personal, los beneficios sociales y los planes de igualdad.

Además, el sindicato reclama participar en la planificación de la formación para los próximos años.