Efímera (ephemera vulgata) es un insecto neuróptero que habita a orillas del agua, de color ceniciento con machas obscuras en las alas y tres cerditas en la parte posterior del cuerpo, el cual vive solamente un día. Tiene por tanto las horas contadas.

Es también el título de la última obra publicada en la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara. Pese a centrarse en lo efímero, en lo que es breve y no dura, el poemario de Miguel Albero es, como escribe en el prólogo Juan Bonilla, «un imponente canto a la vida».

Efímera no es precisamente el calificativo que puede hacerse a la obra del escritor madrileño Miguel Albero, que ha publicado hasta ahora un libro de cuentos, cuatro novelas, otros tantos poemarios («Sobre todo nada», de 2011; «Lista de esperas», de 2014, «Volver», de 2016, y éste), y el mismo número de ensayos. Ha logrado el premio Gil de Biedma de poesía, el Málaga deensayo, y el Vargas Llosa de novela.

Canta Miguel Albero a la pompa de jabón, a la escarcha, a la euforia, al muñeco de nieve. Hace reflexiones poéticas sobre la brevedad, sobre la muerte, que vuelve efímera la vida, sobre el tiempo («cobarde que no vuelve»), la fugacidad, la finitud. «Desaparecer es parte del guión», subraya en uno de sus poemas («¿Por qué no te quedas?»).

«Lo breve no necesariamente es efímero», cuenta el poeta. «El tiempo, ese engaño de arena que lo mismo cae, que vuelve sobre sus pasos si lo vuelcas», y que lleva «al terreno del olvido, al lugar de la nada».

«Y descubrir lo efímero es una forma de descubrir la muerte, de verla», nos dice en el poema «Cuatro espinas para defenderse del mundo».

Por eso hay que disfrutar «esa belleza que no dura», ya que «si fuera para siempre perdería la gracia»

«¿No lo somos al cabo nosotros mismos, no es lo pasajero lo que nos caracteriza?», se interroga.

La respuesta está clara: «somos, como el insecto que vive un solo día, un auténtico milagro«.