Ha empezado la campaña y todo parece indicar que el tema de Catalunya tendrá un protagonismo especial por la especial situación que vive esta comunidad. Por una parte es uno de los temas que más preocupa a los ciudadanos y por otra que en esta comunidad se deciden 47 diputados, casi una quinta parte del Congreso.

Como en cada campaña se habla de debates y parece que los socialistas sólo aceptan un debate en una televisión privada entre las cuatro primeras fuerzas del actual Congreso y una formación actualmente extraparlamentaria.

Con esta propuesta tanto los catalanes como los vascos (donde según los sondeos las fuerzas nacionalistas se perfilan como ganadores en sus respectivas comunidades) quedan excluidos de este debate.

Resulta dudosamente democrático y de difícil comprensión ciudadana esta propuesta, máxime cuando los partidos invitados a participar tienen un discurso muy similar en el conflicto catalán y los que defienden propuestas diferentes se quedarán sin voz y no podrán defender sus propuestas en este debate. Y cabe recordar que los comensales en este festín (exceptuando Podemos), de una u otra manera, aseguran que no les temblará la mano si han de volver a aplicar el artículo 155, además de pregonar una situación surrealista en Catalunya que está muy lejos de lo que sucede en esta comunidad.

Además se da la circunstancia que unas formaciones que, como en otras ocasiones, puede depender el signo del futuro gobierno no sólo se les niegue un protagonismo que le han dado las urnas si no que además, los cabezas de lista de las dos formaciones nacionalistas catalanas están en prisión preventiva desde hace más de un año y aunque se les reconoce sus derechos políticos se les niega su participación en la campaña. Además los jueces, con sus decisiones, han alterado profundamente la correlación de fuerzas del Parlamento catalán. Claro que como ya pasó con el Estatut, los tribunales despreciaron los votos de los ciudadanos.

Hace falta ver que dice la Junta Electoral, tan puntillosa con el color amarillo. Parece que el “a por ellos “ de triste recuerdo no fue una casualidad y sigue estando vigente.