La velocidad sin reflexión no sirve de nada

19/07/2011

Alexis Díaz Lorenzo, director en Low Cost Consulting Concept. No hace mucho leíamos en la prensa cómo los alemanes trabajan menos horas que sus vecinos europeos del sur y sin embargo obtenían bastante mejores resultados… Y es que a veces hay que dejar de bogar como locos, soltar los remos e invertir tiempo en pensar hacia dónde estamos remando, y si es hacia dónde deberíamos. En este mundo basado en la velocidad, a veces nos olvidamos de ponerle cabeza a la carrera, reflexión a la acción o un simple plan a la ejecución.

Es cierto que nuestro mundo de hoy sufre cada vez más cambios, más complejos y en periodos de tiempo más cortos. Es cierto también que, si queremos sobrevivir en él, no hemos de perder nunca de vista esos cambios, ser flexibles y vivir en un proceso de adaptación continuo. No utilizar las posibilidades que nos brindan las nuevas tecnologías, no adaptar la cultura de nuestra empresa o el modelo productivo del negocio puede suponer la diferencia entre estar en el grupo de los náufragos o en el de los que continúan el viaje.

Todo esto conlleva un peligro, y es que al final nos tomemos como real la falacia ad populum por la que damos como válidos o correctos pensamientos, acciones, etc., simplemente porque los piensan o los hacen todo el mundo… Que todo el mundo corra en una dirección no significa necesariamente que el destino final sea el correcto. De hecho, ese suele ser el gran motor de la mayor parte de las crisis económicas. Todos los cambios consumen tiempo, dinero y energía, además de un altísimo coste de oportunidad de no haber perseguido objetivos más certeros. Por eso hay carreras que no hay que correr y hay batallas que no hay que librar.

Entonces, ¿hay que cambiar o no? Rotundamente sí. Pero hay que hacer los deberes. Las prisas por zarpar no han de ser excusa para olvidarnos de ubicar el destino en las cartas de navegación, estudiar las mareas y el pronóstico del tiempo, diseñar la ruta, cuantificar el tiempo, el dinero y las capacidades que consumirá el viaje… Si el antiguo duque de Medina-Sidonia hubiese puesto más cabeza en la preparación, la Armada Invencible no se habría estrellado contra los elementos.

Con las prisas copiamos productos a nuestros competidores pensando que saben algo que nosotros no conocemos, y nos estrellamos contra los elementos porque nunca hemos medido quién nos iba a comprar, cuánto y a qué precio. Con las prisas inundamos nuestra empresa de “decisiones online” y nos estrellamos contra los elementos porque no hemos estudiado qué canales utiliza nuestro cliente potencial para informarse sobre nuestro producto ni cuáles son sus criterios de preferencia o hábitos de consumo. Con las prisas hacemos inversiones en proyectos que suenan muy bien, y nos estrellamos contra los elementos porque no nos hemos parado a estudiar si el mercado (aparte de que le guste la idea) finalmente va a adquirir el producto. O no hemos tenido tiempo en calcular si el nuevo proyecto de inversión incrementa o destruye valor a nuestro portafolio.

Así pues un alemán con una pistola es capaz de hacer más dianas que un vecino del sur de Europa con un arma automática… simplemente porque se toma primero su tiempo en apuntar. Trabajar más horas no es sinónimo de mayores beneficios, al igual que remar mucho no lo es de llegar a buen puerto. Sobra pensamiento del corto plazo, sobra la velocidad mal entendida, las casas de paja, los resultados ya, sobra el aquí y ahora.

Falta la estrategia, la visión de futuro, la casa de ladrillo, la anticipación y mucha paciencia. Paciencia para calcular tendencias y empezar a cultivar competencias de valor potencial, para que cristalicen en la innovación adecuada con la explosión de dicha necesidad y sea una ventaja competitiva difícilmente copiable durante la madurez del ciclo. Y mientras disfrutamos de esa ventaja, ya hemos de estar calculando primero y cultivando después la ventaja de la siguiente etapa.

Por supuesto que hemos de arreglar el día de hoy y el de mañana, pero si no somos capaces de divisar a mayor plazo estaremos siempre gestionando por crisis y no por planificación. Lo que lleva un grandísimo desgaste de recursos, de energía. Y el año que viene seguiremos gestionando el día de hoy a capricho de las circunstancias, disparando a ciegas y a discreción todo el cargador confiando en que, con un poco de suerte, algún proyectil termine en la diana.

Alexis Díaz Lorenzo, actualmente director en Low Cost Consulting Concept, inició su carrera profesional como adjunto al jefe de Producción de Atlantic Cooper. Después fue jefe de Compras y Sistemas en Cunext Copper Industries, donde llegó a ser adjunto a la Dirección Financiera. También fue gerente en GB Consulting & Corporate Finance. Licenciado en Derecho y máster en Dirección Estratégica de Comunicación y Marketing, cursó un MBA con especialización en Finanzas y Marketing por ESADE Business School. También cuenta con un postgrado en Contabilidad y Fiscalidad.

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Un pensamiento en “La velocidad sin reflexión no sirve de nada

  1. Muy acertado Alexis en tus comentarios. Como es habitual en ti diste en la diana. En los tiempos que corren es muy difícil tener la templanza suficiente para elaborar una buena estrategia pero, efectivamente, o sabes dónde vas o nunca llegarás.
    Saludos
    Félix

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