Los accionistas de Dia se enfrentan al dilema de acudir a la opa o la posible quiebra de la cadena

27/04/2019

Tania Juanes. Nuevos plazos y condiciones. Las incertidumbres crecen para los accionistas de Dia.

La opa lanzada por el millonario ruso Mijial Fridman a la cadena de supermercados Dia que llegaba a su recta final -acababa el próximo martes-, acumulando problemas, entre los ya conocidos y otros que se unen, que dibujan un complejo panorama. Complejo tanto para LetterOne, el vehículo financiero con el que Fridman intenta hacerse con el control de Dia, como para los accionistas minoritarios e institucionales.

En este contexto, Fridman, que no había logrado el apoyo de los accionistas que precisa quiere alargar de nuevo el periodo de aceptación de la oferta. LetterOne, el vehículo inversor del magnate ruso, se ha dado de plazo hasta el 6 de mayo para intentar que los accionistas acudan a la opa, pero sin cambiar el precio. El argumento que subyace es que el futuro de la cadena se enfrenta a la insolvencia si la opa no sale adelante. LetterOne había condicionado su oferta a lograr el apoyo del 35% del capital.

Además el magnate ruso podría renunciar a que un mínimo del 35,5% del total acuda a la opa. Todo queda en manos de la CNMV que le debería permitir -o lo que es lo los mismo; considerar justo- mantener el precio establecido hasta ahora, 0,67 euros. La situación límite se palpa en todos los ámbitos de esta batalla empresarial.

El precio de la opa (0,65 euros por título) es el principal escollo para que los accionistas, que quizá compraron con la acción cotizando a un valor tres veces superior, acudan a la opa. Si bien la Bolsa deja claro que no cree en esos precios. Un dato significativo: Fridman ha perdido más de 700 millones de euros.

El capital de Dia está repartido entre el 29% que tiene Fridman, un 20% entre particulares (incluido Amaral), un 7% en inversores institucionales españoles y el resto en manos de institucionales extranjeros.

A la complicada situación de las últimas semanas se ha sumado este viernes el anunció de unos malos resultados del primer trimestre hecho por la compañía, si bien el acuerdo con la banca acreedora, que le permite aplazar el pago de 912 millones hasta el 31 de mayo, muestra la intención de seguir negociando. Pero los datos hasta abril no son esperanzadores respecto a lo logrado por los actuales gestores: se adelantan unas pérdidas de entre 140 y 150 millones para el primer trimestre de 2019. Y no se refieren a los datos del Ebitda (resultado bruto de explotación).

Estas pérdidas, que se agregan a las cifras negativas que llevaron a Dia a estar en quiebra técnica, proyectan un difícil escenario si un eventual fracaso de la opa deja a la cadena sin los 500 millones que Fridam se ha comprometido a aportar. En este contexto el patrimonio neto negativo de la matriz ha aumentado hasta situarse en una horquilla entre 170-180 millones de euros a 31 de marzo de 2019, frente a los 99 millones de euros a cierre de 2018.

Y la quiebra de Dia afectaría a un amplio colectivo, no solo constituido por accionistas y bonistas. El más relevante es el formado por las 40.000 personas de la plantilla, así como los atrapados en las franquicias y los proveedores. La insolvencia conllevaría, sin duda, querellas y acciones de responsabilidad civil: toda la gestión de los últimos años al descubierto.

 

 

 

 

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