El amo domado

03/05/2019

Miguel Ángel Valero. En "Domesticados. Las diez especies que han cambiado la historia", Alice Roberts analiza la relación entre el ser humano y la naturaleza, que fue el origen de lo que se conoce como civilización.

«A veces nos acercamos a la historia y a la prehistoria como si los humanos fuéramos tan amos de nuestro propio destino que las fuerzas externas apenas desempeñaran un papel. Pero no hay ninguna especie cuya historia se pueda contar de forma aislada. Todas las especies existen en ecosistema: todos estamos interconectados y somos interdependientes».

Estas frases aparecen en la página 403 de «Domesticados. Las diez especies que han cambiado la historia», de la antropóloga Alice Roberts. El libro, traducido por Javier Calvo y editado por Seix Barral, es uno de los regalados por Naturgy con motivo del Día de Sant Jordi. Es desde luego una obra maestra de la literatura científica.

La idea central de la obra estriba en la diferencia entre cultivar y domesticar. «Cultivar es algo que se hace con las plantas: sembrarlas, cuidar de ellas y cosecharlas. Domesticar se refiere a los cambios genéticos y fenotípicos que ocurren en las especies al verse sometidas a las presiones selectivas concretas que los humanos que interactúan con esas especies ejercen de foma consciente o inconsciente» (página 294). Muchas páginas antes, en la 15, la autora sugiere que «de algún modo nos hemos domesticado a nosotros mismos, y sólo después de que eso pasara hemos podido ponernos a domesticar a otros«.

Pero «la domesticación es un proceso gradual y seguramente mucho menos deliberado, desde la perspectiva humana». Porque «la historia no circula por vías de tren en pos de un destino. Serpentea, se ramifica y, a menudo, llega a callejones sin salida (y esos callejones sin salida sólo podemos identificarlos retrospectivamente» (página 40).

Alice Roberts considera que «conocer mejor las historias de nuestras especies domesticadas nos ayudará a hacer planes de futuro» (página 17). «No tenemos que ser dogmáticos a la hora de reconstruir el pasado«, subraya en la página 112.

«Es probable que el inicio de la agricultura se debiera mucho más a la casualidad y a los hallazgos fortuitos que a ningún plan meticuloso», señala la autora en a página 83. En la 101 explica que «cuando el mundo comenzó a calentarse después del Último Máximo Glacial, la población humana empezó a crecer exponencialmente. Esto sucedió antes de que surgiera la agricultura. Es posible que la expansión de la población humana produjera el paso de la caza y la recolección a la agricultura y la ganadería, y no a la inversa».

El cambio más importante

En este sentido, el Neolítico, que comenzó hace unos 11.000 años, «constituyó los fundamentos del mundo moderno, fue el cambio más importante en la historia de la humanidad» (página 16). «Puede dar la sensación de que los humanos somos una plaga en el planeta, y sería una catástrofe completa que el legado real de la Revolución Neolítica fueran la extinción masiva y la devastación ecológica», afirma la autora una página después.

«Hemos terminado intentando dominar la biología, impedir que cambie, cuando el mecanismo fundamental de la naturaleza es cambiar. A base de limitar la evolución de las especies domesticadas, podemos volverlas exquisitamente vulnerables», advierte Alice Roberts en esta obra, que nos ofrece una nueva forma de vernos a nosotros mismos. El domador domesticado.

 

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