Fainé admite que La Caixa estudió una fusión con Caja Madrid

08/05/2019

diarioabierto.es. El entonces presidente de la entidad en ese momento consideraba que "sería bueno para España" y que juntas habrían conseguido ser uno de los cuatro mayores bancos industriales y la primera fundación de Europa.

Isidre Fainé, expresidente de La Caixa y de CaixaBank, reconoce en su declaración como testigo en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia que entre los años 2009 y 2010 estudió una fusión con Caja Madrid, «no con Bankia», porque en ese momento consideraba que «sería bueno para España» y que juntas habrían conseguido ser uno de los cuatro mayores bancos industriales y la primera fundación de Europa.

Si no salió esta operación finalmente, no fue por que no hubiera querido. «En Caja Madrid decidieron hacer otras operaciones», explica. Fainé precisa que «fueron sólo conversaciones, no hubo ningún papel, ni un ‘due dilligence'».

También revela que antes de la salida a Bolsa de Bankia, el entonces subgobernador del Banco de España Javier Aríztegui le llamó por si «quería estudiar esta operación». Fainé trasladó esta comunicación al «equipo técnico» de la entidad, que fue el que dirigió una operación de compra de 100 millones de euros en acciones de Bankia. «Fue una operación dirigida por los técnicos; se hizo con buena fe», ya  que en ese momento en la entidad confiaban en que Bamkia «iría bien».

Preguntado por las razones por las cuales CaixaBank vendió sus acciones en Bankia, responde que «cuando vimos que no había solución vendimos».

Fainé niega que en las reuniones celebradas a principios de mayo de 2012 entre los cuatro principales banqueros con el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, se pidiera al presidente de Bankia, Rodrigo Rato, su dimisión: «Si hubiera salido un ‘Usted tiene que irse’ hubiera sido muy violento, y no recuerdo que pasara».  «Sí que hubo una discusión, pero no se tomó ninguna decisión», precisa.

Rato defendía su plan para reforzar en 7.000 millones las provisiones de Bankia, pero Francisco González, presidente del BBVA, elevaba estas necesidades de cobertura a 15.000 millones e incluso a  20.000 millones. La postura de Luis de Guindos «era más de escuchar» , pero días después el Ministerio de Economía aprobó un decreto que endurecía la cobertura de capital ante la exposición de las entidades financieras al ladrillo.

El SIP cargó pérdidas contra reservas

El último presidente de la comisión de control de La Caja de Canarias, José Ramón Durán Alday, declara en el juicio que el SIP de BFA-Bankia cargó pérdidas contra reservas y no contra resultados, «en contra de la reforma financiera». Explica que no podía haberse hecho «porque no había una fusión».

Pese a la autorización del Banco de España a esta operación, «no tenía ningún fundamento, porque se basa en una normativa que no se corresponde». «Está en contra de la reforma financiera», insiste.

También señala el testigo que era posible comprobar los deterioros en BFA antes de la reformulación de las cuentas, simplemente consultando las comunicaciones públicas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Pese a que la reducción patrimonial del grupo se realizó con posterioridad, el balance de fondos propios ya reflejaban un deterioro del 88%, y que por ello pidió la suspensión de la formulación de las cuentas de La Caja de Canarias, ya que esta entidad había perdido valor «en correlación» al deterioro de BFA.

Durán denunció en julio de 2012 ante la Fiscalía Anticorrupción «irregularidades contables» en la entidad canaria, acusando a sus responsables de haber falseado sus cuentas desde 2008, así como de administración fraudulenta y otros delitos, pero su denuncia fue archivada en 2017 al no advertirse la existencia de indicios de los delitos denunciados.

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