Los datos del primer trimestre del año de Dia confirman las cifras adelantadas en abril por la dirección de la cadena, y señalan, por tanto, en la misma dirección: la crisis del grupo se refleja en ingresos, deuda y en resultados, mientras que no hay ningún indicio positivo en la radiografía presentada este martes 14 de mayo.Todo viene a confirmar que la quiebra técnica en la que ya estaba sumida se agrava y que las próximas semanas van a ser clave en el futuro de la cadena que emplea a 25.000 personas en España.

El balance de Dia, hecho público la jornada después del fin de la opa lanzada por el magnate ruso Mijail Fridman, muestra unas pérdidas de 144 millones de euros, muy superiores a los 16 millones negativos del año precedente. Además los ingresos -1.664 millones de euros- suponen una reducción del 7,2%, mientras que las ventas comparables presentan una caída del 4,3% (en marzo es casi del 8%).

El resultado bruto de explotación (Ebitda) cayó un 43% entre enero y marzo, hasta 12,4 millones de euros, frente a los 55,5 millones del mismo período del año anterior. El Ebitda ajustado es de 12 millones, un 85,8% menos respecto a los 84,8 millones de 2018.

Los números rojos de este ejercicio elevan el agujero patrimonial a 175 millones de euros en la matriz, mientras que el balance consolidado presenta unos fondos propios negativos de 308 millones a finales de marzo de 2019 y la deuda financiera se eleva a 1.702 millones. Este es el retrato de la cadena cuando quedan unos días para que la CNMV dé los datos de la opa de LetterOne en un escenario también marcado por la negociación con la banca acreedora.

El próximo  20 de mayo acaba el plazo para rescatar la empresa de la causa de disolución, que se ha se deberá solventar con la ampliación de 500 millones de euros que se comprometió a aportar Letterone. Si bien es preciso alcanzar un pacto de refinanciación de la deuda con los bancos.

En este contexto, la empresa advierte del deterioro de la parte superior de la cuenta de resultados como resultado de la incertidumbre, mientras que la estructura de capital «es extremadamente desafiante para las operaciones y sostenibilidad». Añade que si algún elemento requerido para estabilizar la estructura de capital y liquidez en el muy corto plazo no suceden a su debido tiempo, «la situación podría deteriorarse rápidamente y la compañía podría verse forzada a presentar concurso de acreedores y/o iniciar el proceso de liquidación».