Los jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo ultiman un acuerdo sobre el segundo rescate de Grecia que incluirá alrededor de 70.000 millones de euros en nuevos préstamos de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y una contribución de la banca privada, a la que se pedirá que acepte un aplazamiento del pago de los bonos griegos.

El objetivo del plan es frenar el contagio de la crisis de deuda helena a España e Italia. Para ello, se prevé además flexibilizar el fondo de rescate de 750.000 millones de euros, permitiendo que dé créditos preventivos y recapitalice los bancos de países con problemas, aunque no hayan sido rescatados.

El plan se basa en el acuerdo alcanzado la madrugada del jueves por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Ambos mandatarios han abandonado la idea francesa de crear una tasa a los bancos para financiar el segundo rescate griego.

La contribución de la banca se orquestaría mediante un programa de canje o renovación de los bonos griegos que vencen en los próximos años por otros a 30 años. Esto supondría una aportación neta del sector privado al segundo rescate de 17.000 millones de euros, según un documento del Instituto de Finanzas Internacionales, que agrupa a 400 bancos de todo el mundo.

La participación del sector privado será calificada con toda probabilidad de impago parcial por las agencias de rating. El Banco Central Europeo (BCE) se ha opuesto hasta ahora a cualquier solución que suponga un impago parcial por considerar que provocará un efecto contagio al resto de países de la eurozona y ha amenazado con no aceptar en ese caso los bonos griegos como garantía para inyectar liquidez, lo que provocaría la quiebra de los bancos helenos.

Pero diversas fuentes aseguran que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, podría acabar aceptando el impago parcial y seguir admitiendo mientras dure los bonos griegos siempre que cuenten con algún tipo de aval europeo.

El Eurogrupo aprobará además alargar los plazos y rebajar los tipos de los préstamos concedidos por la UE a Grecia para hacer más sostenible su deuda, según figura en el proyecto de conclusiones.

Los tipos de interés se rebajarán del 4,2% al 3,5% mientras que los plazos para pagar se alargarán de los actuales siete años y medio a quince años como mínimo, que podrían alargarse a 30, han informado fuentes diplomáticas.

Las mismas condiciones se aplicarán tanto a Irlanda como a Portugal, sin exigir a cambio al Gobierno de Dublín que aumente el impuesto de sociedades.

No obstante, los líderes del Eurogrupo aseguran que la reestructuración de la deuda sólo se aplicará a Grecia por tratarse de un caso «único» y no será un precedente para Irlanda y Portugal, que se comprometen a devolver todo lo prestado.

Fondo de rescate

Los líderes europeos flexibilizarán el fondo de rescate de 750.000 millones de euros para que pueda dar líneas de crédito preventivas a los países de la eurozona que no han sido rescatados pero cuya deuda está siendo atacada por los mercados, como ocurre ahora con Italia o España.

El objetivo de esta medida es frenar el contagio de crisis de deuda, actuando antes de que el aumento del coste de financiación obligue a estos países a pedir un rescate completo. Esta idea ya se debatió a principios de año pero fue finalmente vetada por Alemania.

El fondo de rescate también podrá financiar directamente bancos en problemas a través de préstamos a los Gobiernos, incluso aunque no estén intervenidos, según figura en el proyecto de conclusiones que se aprobará en la cumbre del Eurogrupo.

Finalmente, los líderes europeos quieren que el mecanismo compre deuda en el mercado secundario y asuma así el relevo del Banco Central Europeo (BCE).

En el proyecto de conclusiones no se hace ninguna mención a un posible aumento de la dotación del fondo de rescate. El gobernador del Banco de Holanda, Nout Wellink, reclamó el mes pasado duplicar su tamaño para hacer frente a los riesgos de una reestructuración de la deuda de Grecia.