España es el primer productor de acuicultura marina de Europa, junto a Noruega, y uno de los más importantes del mundo, por detrás de China y de Chile. Es una actividad que genera unos 2.500 empleos directos y unos 400 millones de euros de facturación, y supone el 25% de todo el pescado que se produce en España, más de 60.000 toneladas anuales de productos acuáticos de crianza. Pero sigue siendo poco conocido y, lo que es peor, «se sigue viendo la acuicultura como pescado de segunda categoría», se lamenta Javier Ojeda, director gerente de Apromar.

La Asociación Empresarial de Acuicultura de España creó en 2015 el sello de origen Crianza de Nuestros Mares para las lubinas, doradas y corvinas, y se puede encontrar en las pescaderías tradicionales, los supermercados, las grandes superficies y los establecimientos hoteleros.

Las cinco empresas adheridas (Frescamar, en La Vall d’Uixó, Castellón; Geremar, de Las Palmas; Piscialba, de San Pedro del Pinatar, Murcia; Aquanaria, de Santander, Cantabria, y de San Bartolomé de Tirajana, Las Palmas, y Grupo Culmárex, de Águilas, Murcia), se comprometen a aplicar unos estándares de calidad en todo el proceso productivo, desde el nacimiento de los peces en las granjas marinas hasta su llegada a los puntos de venta.

Es «un referente mundial de calidad, sostenibilidad y seguridad alimentaria», subraya Ojeda, que además garantiza un pescado de proximidad, una frescura, ya que está en el mercado en 24 horas frente a los 4 días mínimos de desplazamiento de productos procedentes de las costas turcas y de más lejos, donde no se aplican los controles sanitarios europeos, de los más exigentes del mundo.

«El cliente sabe perfectamente lo que está comprando», insiste Javier Ojeda. El sello Crianzas de Nuestros Mares significa que el pescado es una especie autóctona de su zona de producción, que ha sido alimentado con pienso autorizado por la UE en granjas que cumplen una normativa de defensa sanitaria, que se ha comprobado la ausencia de anisakis, que se han criado en centros que minimizan el impacto medioambiental, y que se asegura su origen y trazabilidad desde la cría hasta la comercialización. Todo esto auditado por la firma Bureau Veritas.

«A España le interesa que se consuma más pescado fresco, porque es una alimentación más saludable», señala el gerente de Apromar.

Esta asociación representa todas las formas de acuicultura que se realiza en España, tanto marina como continental (salvo el mejillón): dorada, trucha, rodaballo, lubina, anguila, lenguado, esturión, corvina, almejas, abalones, ostras, langostinos, entre otros.