Un acto de amor

22/07/2011

María Marfil.

Amistad, compañerismo, literatura, libertad, amor. Quizá de todas, esta última fue la palabra más usada en el Auditorio de la Casa de América de Madrid. Al menos a partir de las 20h., que es cuando daba comienzo el encuentro con escritores y demás participantes que daba el pistoletazo de salida a la Semana Negra 2011. Muy bien rodeado por algunos de los mejores escritores de género españoles y extranjeros, Paco Ignacio Taibo II abrís el fuego pidiendo a los reunidos allí que definieran qué era la Semana negra para ellos. Y este año esa pregunta suscitaba defensas más encendidas que en otras ocasiones, y no es de extrañar.

Si el encuentro de literatura y cultura popular que pone a Gijón en el mapa literario durante 10 días ha sido siempre controvertido, las últimas semanas, desde el vuelco electoral, lo ha sido aún más. Dos resoluciones judiciales no han acallado las protestas de que, esta vez, el recinto esté situado en un terreno junto al Campus de la Universidad de Oviedo (un espacio también `rotagonista de discusiones acerca de su propiedad), a donde se trasladó por las quejas que se habían recibido durante los últimos años de su celebración, en la playa del Arbeyal  Unas quejas que este año se han repetido de nuevo, junto a acusaciones sobre el uso de las subvenciones y su importe, y aderezadas con el levantamiento de una verja que separa a la Semana Negra del campus universitario. Pero como dejaron muy claro ayer algunos de los protagonistas de esta edición, ninguna valla va a conseguir aislar la cultura.

“La Semana Negra es una república de escritores”. “Es un lugar donde la literatura está viva de verdad”. “Es un acto de amor, porque cada vez que nos vemos nos queremos más”. “El que va a la Semana Negra se enamora de ella”. Así hablaban veteranos del festival como Juan Miguel Aguilera, Elia Barceló o Fernando Marías. Y con los ojos llenos de ilusión y la maleta llena de esperanzas les escuchaban todos aquellos que confesaban que era su primera vez, y que deseaban volver a encontrarse el año que viene y compartir esas sensaciones. Y mientras hablaban se pasaba el testigo a los próximos encandilados, en un gesto con el más puro espíritu “semanero”: el de abrirse a los desconocidos que te acompañan en este singular viaje e intercambiar confidencias, filosofías, ideas, cuentos. Porque lo más importante de la Semana Negra es lo que no aparece en los programas. Son las amistades que se fraguan, los contactos que se hacen y que fructifican en otras historias de amor impresas, es el encuentro de los lectores con los autores que descansan en sus estanterías en un ambiente de igual a igual, como pocas veces se ve (aunque ya empieza a copiarse el modelo en otros países como Francia o Argentina). Es lo que hace que, en palabras de Rafael Marín, autor de algunas de las mejores novelas de Ciencia Ficción españolas, “algunos escritores escribamos por y para la Semana Negra”.

Y lo que consigue (con ayuda del buen hacer de Paco Ignacio Taibo II y el resto de la organización) que compartan espacio, durante unos días, pesos pesados de la literatura española como Almudena Grandes, Manuel Rivas, Rosa Montero, Juan Bolea, Maruja Torres, Rosa Regás, o Juan Ramón Biedma con otros que empiezan a despuntar, como Juan de Dios Garduño, Susana Evee o Emilio Bueso. Y todo mientras entre su público se cuentan nombres como Gisbert Haefs, Ramsey Campbell, Melinda Gebbie, Ian Watson, Naïry Nahapétian o Angus Donald. Y eso sólo por nombrar a unos pocos de los cerca de 140 autores que pasearán por las calles de Gijón los próximos 9 días. Y que, ¿por qué no?, se tomarán una cerveza, comerán unas raciones y los más atrevidos hasta probarán algunas de las atracciones del recinto ferial. Porque la cultura, los libros, no deben estar encerrados en silenciosas bibliotecas y en encorsetados actos. Los libros deben salir a la calle, respirar la vida y entretenernos mientras, con suerte, nos ayudan a asimilar las lecciones que nos da la vida. La cultura debe ser divertida, y, sobre todo, accesible a todo el mundo. De ahí, de ese hacer mundano lo insólito, nace el éxito de la Semana Negra de Gijón. Y este año ha prometido Paco Ignacio Taibo II que “seremos más listos, más simpáticos que nunca, y tendremos un festival magnífico”. Ganas desde luego no faltaban ayer a los asistentes a su “bautizo”.

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