Theresa May sigue los pasos previstos.Su ya anunciada marcha después de sus derrotas en la Cámara de los Comunes y la imposibilidad de convencer a los diputados británicos de que su acuerdo con Europa era el mejor posible no la dejaban otra opción: dimitar. Y este viernes se ha echo oficial al entregar su dimisión al líder del Partido Conservador. Ahora se abre una nueva guerra, la de la lucha por heredar un caramelo envenenado como es sacar la Reino Unido de la Unión Europea. Mientras tanto, May seguirá al pie del cañón de forma interina.

Los tories, más que divididos por la forma de llevar a cabo el Brexit, que más de una vez han clavado el puñal a su propia líder deberán iniciar el proceso de primarias para elegir a su nuevo jefe. El próximo lunes, 10 de junio, conoceremos a los nominadosl.

La lucha se prevé agotadora porque en las quinielas aparecen 11 candidatos. Boris Johnson, el exministro de Exteriores de May, parece llevar algo de ventaja. Sea el que sea elegido sabe que tiene una fecha ineludible: el 31 de octubre de este mismo año Reino Unido se irá de la UE de forma definitiva. En el ánimo de las autoridades comunitarios no se encuentra dar más prórrogas, porque la situación comenzó a dilatarse el pasado 29 de marzo y, yo creo que May dio pena en Bruselas con tantas derrotas en el Parlamento británico a sus espaldas para conseguir esa fecha.

El 24 de mayo Theresa May anunció que se iba. Ya no podía más, pese a todos sus intentos para que Reino Unido no se fuera sin acuerdo en las condiciones de salida. Ese 24 de mayo no pudo evitar las lágrimas porque su lucha fue intensa y sus derrotas amargas. Cuando su sucesor recoja su testigo, las lágrimas se convertirán en un suspiro de alivio mezclado con fracaso.

Si, finalmente, es elegido Johnson y su euroescepticismo, el Brexit será duro. A su paso por Londres, el propio Donald Trump se lo ha aconsejado a los británicos, romper a las bravas que yo os ayudaré, vino a decir, prometiendo y ofreciendo todo tipo de relaciones comerciales. Lo que no será posible es convocar un nuevo referéndum como proponen los laboristas. Ese tren ya pasó porque el Brexit llegó para quedarse y May se va.