«El poder nació absoluto y continúa aspirando a serlo«. Esta certeza es expresada por Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, en su brillante prólogo («Abogados. Nada más y nada menos») a «Los abogados que cambiaron España. Ochenta años de historia de los letrados y juristas que contribuyeron a la democracia (1939-2019)», de Fernando Jáuregui, editado por Almuzara (402 páginas).
Como contrapeso a ese poder que nació absoluto y que siempre aspira a serlo, España debe tener «la Justicia que merece la ciudadanía y no una Justicia lejana a las personas, que tarda décadas en resolver sus problemas; que se explica mal y se entiende peor», insiste Victoria Ortega.
El monumental trabajo de Fernando Jáuregui viene a reparar una injusticia: el excaso protagonismo que se ha dado a la justicia, y específicamente a los abogados, en las crónicas sobre la lucha contra la dictadura del general Franco y sobre la Transición.
Nada más comenzar la obra (página 32), Jáuregui nos avisa: «la primera víctima de las guerras es la verdad; la segunda, el Derecho; la tercera, los papeles comprometedores para los que actuaron contra los vencidos, porque la Historia la escriben los vencedores a base, incluso, de destruir las pruebas de sus iniquidades».
Después del pormenorizado, y sin duda ameno, instructivo y aleccionador, relato de cómo los letrados y los juristas contribuyeron a recuperar para España la democracia tras 40 años de dictadura fruto de un golpe de Estado militar, se encuentra una gran certeza (página 295): «el Derecho tiene, por necesidad, que ir unido a la política, para hacer respetar la legalidad democrática y para, cuando es necesario, transformarla«.
En el tramo final del libro(página 373) se encuentra el lector con unas acertadísimas reflexiones de Antonio Garrigues Walker: «la Justicia es la que tiene que crear Derecho porque el Derecho codificado se está desfasando». «Hay que crear una estrategia del Derecho ante la incertidumbre».