La Organización de Países  Exportadores de Petróleo (OPEP) está preocupada por los visibles efectos de la guerra comercial entres Estados Unidos y China en el precio del crudo al provocar rebajas en las previsiones de crecimiento de la economía y en el consumo. Al tiempo que anula otros factores que podrían tirar de las cotizaciones al alza.

En este escenario la OPEP ha decidido retrasar la reunión que estaba programada para el 25 de junio al 1 y 2 de julio. La razón es que entonces ya se conocerán los resultados del encuentro previsto entre el presidente de EE UU, Donald Trump, y el de China, Xi Jinping, en la cumbre del G20 que se celebrará el 28 y 29 de junio en Osaka (Japón).

La volatilidad, que tendencia claramente bajista, ha vuelto al mercado del petróleo, lo que impide que el pacto entre la OPEP y los países aliados del cartel, liderados por Rusia, tenga el efecto de meses anteriores, cuando se llegó a prever que el barril de Brent (crudo referente en Europa) llegaría a los 80 dólares el barril.

En las últimas semanas, por el contrario, pese la incertidumbre creada por la crispación entre Estados Unidos e Irán, el crudo cotiza sólo unos dólares por encima de los 60 e, incluso, ha llegado a perder esa barrera. Ni siquiera que la crisis entre ambos países haya implicado al estratégico estrecho de Ormuz, ruta clave para los petroleros, se ha trasladado de forma estable y relevante a los precios.

En este contexto, algunos miembros de la organización se replantean la estrategia seguida hasta ahora, es decir, si se prolongará o no el recorte del bombeo. Quizá el día después de la cumbre tengan más datos para orientar su estrategia de cara a los próximos meses. La OPEP y sus aliados pactaron un recorte de más del 2% en la producción diaria de crudo el pasado diciembre, con el objetivo de reducir la oferta de barriles en el mercado. Entonces también preocupaba la caída de los precios desde los 85 dólares a menos de 60 dólares desde octubre.