Con la subida de las temperaturas y la llegada del verano el estudio creativo We Crave presenta una nueva experiencia sensorial y gastronómica para sorprender al público madrileño con una propuesta muy divertida a la par que refrescante: hoy os descubrimos una experiencia sensorial (y helada).

A qué huele y suena el hielo; cuál es su sabor o qué emociones nos despierta la interacción con él son algunas de las preguntas que se han formulado los creadores de Siku Sensory Ice Lab y para las que han encontrado respuestas que han convertido en una inolvidable experiencia con la que deleitar a locales y visitantes durante los últimos días de este mes de junio y casi la totalidad de julio. Fieles a su estilo a la hora de diseñar genuinas experiencias gastro que ganan cada vez más adeptos, en esta ocasión el equipo creativo de We Crave ha tomado como punto de partida una reflexión en torno al hielo, en sí mismo y como concepto, así como de la relación que las personas hemos tenido con este elemento a lo largo de la historia. Tal y como nos explica Vanessa Redondo, directora creativa y fundadora del espacio, “desde muchos siglos atrás el hombre ha venido registrando sus acciones a través de distintas disciplinas artísticas mientras que la naturaleza nos ha proveído de sus propias expresiones a través de fenómenos naturales. Precisamente el hielo es una de esas manifestaciones artísticas creadas por la naturaleza que, por lo general, ha pasado desapercibida para la mayoría”. Con la intención de captar la atención y de jugar con nuestros sentidos ha sido concebida esta especial iniciativa.

Pero, ¿en qué consiste la Experiencia Siku Sensory Ice Lab? En un primer momento los visitantes tendrán la oportunidad de maravillarse con la compleja simplicidad que ofrece el hielo entrando en contacto con un bloque gigante de tres metros de largo instalado en el propio estudio para buscar la conexión con él y activar la vista, el oído y el tacto. A continuación, ya en la zona del Ice Lab, se ofrece la posibilidad de estimular de nuevo todos los sentidos, con el gusto como especial protagonista, probando distintos helados que juegan con estimulantes combinaciones de sabores, texturas y colores presentados a su vez en inusuales recipientes de acero y vidrio diseñados en exclusiva para esta experiencia. El menú se compone de un total de seis helados, cuatro de ellos dulces y dos salados, además de cuatro cócteles y dos opciones de café y té. Entre ellos se encuentran opciones como el Black Citrus, un helado que estimula la vista con sabor a sésamo y yuzu; o el Scented Shell, que enciende el sentido del olfato y está elaborado sobre una base de yogur griego; o el imprescindible Earth Textures, cuyo componente principal es el aceite de oliva.

Los precios oscilan entre 4,50 euros los cafés y tés, 6,50 los helados y 12 euros los cócteles. ¿Te atreves a romper el hielo?