El daño a la reputación y al valor de la marca es la principal preocupación para las compañías multinacionales de todo el mundo, según la última edición del estudio Global Risk Landscape 2019, elaborado por BDO.

Para la realización del estudio se ha contado con las percepciones de 500 ejecutivos de distintos países, entre los que se incluye España. En él, también se desvela que la segunda cuestión más preocupante pasa por los riesgos tecnológicos, y la tercera por la desaceleración económica.

En el caso de los riesgos tecnológicos, son los delitos, virus informáticos y los malicious codes (códigos que dañan los sistemas informáticos) los que despiertan mayor preocupación entre los los CIO (Chief Information Officers), roles de las compañías especializados sobre estos riesgos. El 17% considera que su empresa no cuenta con recursos para afrontar estos problemas.

Respecto a la desaceleración económica mundial, su lenta recuperación preocupa de forma especial a las compañías medianas entrevistadas (aquellas con una facturación de entre 500 y 10.000 millones). En cuanto a riesgos individuales, hay diferencias según la zona geográfica en cuanto a riesgos medioambientales. Según el estudio, Oriente Medio es la menos preparada para afrontarlos.

Dentro del propio informe, también se analiza cómo las compañías perciben determinados riesgos. En ese sentido, un 30% de las empresas indica que con regularidad analizan los riesgos ‘black swan’ (novedosos y altamente difíciles de predecir), en lugar de amenazas ‘grey rhino’ (obvias y tradicionales, pero frecuentemente ignoradas).

Por otra parte, el 76% de los encuestados considera que su organización se ve influenciada por el ruido existente en el mercado y en los medios en torno a determinados riesgos. Por sectores, la industria más sensible a esta tendencia es el petróleo y gas, según el 52% de los encuestados, y la que menos el turismo y ocio, pues solo el 17% lo considera influenciado.

Para el socio responsable en España de Rick Advisory de BDO, Enric Doménech, «la reevaluación de los riesgos debe ser permanente y debe involucrar a toda la organización en su identificación, priorización y establecimiento de sistemas de control, supervisión y actualización, ya que en caso contrario corremos el riesgo de no focalizar bien la gestión de los mismos o de infravalorar los riesgos obvios».