Hace quince años, la boda de Alejandra Conde, sí la hija del banquero Mario Conde y de su primera mujer, Lourdes Arroyo, unía no sólo a la familia Conde con los Guash, también sellaba una alianza intangible con Miguel Palacio. “Le conocí hace quince años, a raíz de que me hiciera mi traje de novia. Llegué a su taller por medio de una amiga en común parisina. Desde ese día nos hicimos amigos y siempre he coincidido con su concepto de elegancia, gusto, estilo y personalidad. Yo vestía de Miguel Palacio hasta que cerró hace cinco años”.

Para Alejandra, ambas circunstancias, el matrimonio con Fernando Guash y la amistad con Palacio, han llegado a 2019 con tan buena salud que, hace un año, mayo de 2018, decidieron poner en marcha el regreso del diseñador al mundo de la moda. Había que ser cautos y precisos. Tenían la estrategia, el dinero y el diseño. Les faltaba la tercera pata del proyecto, el fabricante y lo encontraron gracias también a los afectos. La amistad de Alejandra Conde con la familia zapatera de Elche, los Coves, les llevó a entrar en el proyecto y aportar la producción. Dado que Miguel no estaba familiarizado con ese sector, decidió instalarse en la zona del mundo que más sabe de zapatos, Alicante. “Vivir un año en Elche ha sido el mejor y más duro máster que he hecho en mi vida. La fabricación de zapatos de alta calidad es tremendamente técnica y compleja”.

Con Miguel Palacio, en el diseño, Coves, en la fabricación y Alejandra, en la comercialización, gestión, comunicación y testado de zapatos, la marca Miguel Palacio ha regresado a la pasarela. El miércoles pasado, después de cinco años ausente, pudieron verse sus botines en la MBFWMadrid “he estado casi cinco años viajando, descansando y aprendiendo de personas extraordinarias y de sitios como Méjico y Alejandra siempre ha estado a mi lado cuidándome”. Sólo llevan dos colecciones y son un éxito porque no paran de crecer en su único canal de venta, su página on line. No tienen empleados pero sí un curioso sistema de trabajo, que nos cuenta Alejandra “a las siete y media ya nos ponemos en contacto por facetime, así repasamos las cosas pendientes y nos marcarnos los objetivos. Yo tengo tres niños y me levanto prontísimo y por eso no me cuesta nada y ellos también son de madrugar, así nos ponemos al día y organizamos el trabajo. Yo gestiono el proyecto pero no soy más jefa, aquí cada uno tiene su parcela. Todas las decisiones las tomamos entre los tres”. Y Miguel recalca “no sabes lo bien que se trabaja con Alejandra, me lleva con muchísimo orden y maneja los números porque soy un desastre en eso”.

La propia Alejandra define ella misma qué hace una chica como ella en un sitio como este, después de haberse licenciado en derecho y haber empezado a trabajar en un banco de inversión, Morgan Stanley, “ahora estoy en el sector moda, relanzando la marca Miguel Palacio y sigo en el mundo inmobiliario. Soy más bien una comercial en el sector inmobiliario y en el de la moda”. Alejandra Conde tiene motivos para liarse la manta a la cabeza y reactivar una marca que estuvo tan reconocida en su momento, que la entonces princesa Letizia, la tenía como fondo de armario e incluso en su día se pensó como relevo a Felipe Varela “Miguel Palacio es el mejor. Siempre he creído y he querido hacer algo con él porque tiene un talento privilegiado. Empezamos con los zapatos porque la familia zapatera que nos los hace son amigos míos. Ha sido el destino que nos ha juntado a los tres, el destino, la amistad y la confianza en el trabajo de cada uno”.

Los zapatos de Sofía Palazuelo

“De cada modelo, explica Alejandra Conde, como mucho hacemos 100 y en distintos colores. No reponemos, lo lanzamos on line y es lo que hay. Donde más vendemos es en Madrid, Cataluña y ahora Sevilla. Estamos sembrando para recoger. No hacemos rebajas y nuestra filosofía es dar un precio ajustado con la mejor calidad posible”. Sofía Palazuelo o Nieves Álvarez calzan sus modelos y todo lo que se ponen hace subir las ventas. Después de los zapatos y cinturones, Miguel Palacio regresará al textil “pero no con trajes de fiesta con showroom, sino con calidad buena, producto terminado y que llegue a casa, empezaremos por prendas muy ponibles” recalca Alejandra.