En la antesala de una nueva crisis

10/08/2019

Maite Vázquez del Río.

Al circo le empiezan a crecer los enanos. Cuando aún estábamos pensando si creernos que se había superado la crisis iniciada en 2007-2008, todos los indicadores desde todos los ámbitos del planeta empiezan a tocar las alarmas porque todo apunta a que está a punto de llegar una nueva crisis económica mundial.

Si hace más de una década, y no parece que haya pasado tanto, las hipotecas basura y l.a quiebra de Lehman Brothers fue el comienzo de la peor crisis que ha sufrido el mundo moderno, peor que la de la recesión de 1929, en este ocasión se trata de un deterioro paulatino, impulsado por los «ramalazos» de un Donald Trump instalado en el puesto de mandatario de la primera potencia mundial, a la que le quedan pocos años para ser desbancada.

Desde su llegada a la Casa Blanca se ha enfrentado a diestro y siniestro: México, Canadá, Corea del Norte, China, UE, OTAN… Lo mismo le da que le da lo mismo. La cuestión es provocar y el «estornudo» siempre llega a los mercados en forma de descensos incesantes y cada vez más profundos. La cuestión es que para defender a Estados Unidos se ha buscado un proteccionismo en forma de subida de aranceles que ha trastocado el orden económico mundial. No ha hecho política a ningún nivel, sino más bien han sido y siguen siendo bravatas de un niño rico acostumbrado a salirse siempre con la suya.

Ya lo he escrito alguna vez. El niño rico lo único que está haciendo es desviar la atención de un hecho irrefutable: China va a ser más pronto que tarde la primera potencia económica mundial y Trump está luchando como gato panza arriba para evitarlo, porque no quiere que ésto ocurra bajo su mandato, sobre todo cuando está vendiendo en su país -con un patriotismo trasnochado- y más allá de sus fronteras que quiere que Estados Unidos recupere el lugar que le corresponde. Sin darse cuenta ya está reconociendo que ya no lo es.

Sea como sea, la guerra comercial en la que se ha metido con China nos está arrastrando a todos porque la guerra es entre dos titanes y al resto del planeta le da lo mismo quién sea el número uno o el número dos. Bueno, no del todo, porque se trata de dos formas muy diferentes de hacer política económica, y cuando China llegue a ser la primera potencia mundial, su presencia en todo el mundo ya es inevitable, seguirá imponiendo su proteccionismo con mano férrea. Pero ésa será la siguiente historia.

La cuestión es que llevamos dos años de cabeza por esta guerra en la que el resto estamos en medio. La UE, para variar, está enzarzada en otras cuestiones que nada tienen que ver, como el Brexit, el resurgimiento de la ultraderecha, la crisis migratoria, la lucha contra el cambio climático (sobre esto último tanto EEUU como China pasan y hasta lo niegan) y ahora toca la crisis política en Italia. Ésta es la última gota que ha llegado a las bolsas del Viejo Continente. ¡Vaya semanita ésta para los inversores que han visto que desde Wall Street hasta la última bolsa europea han marcado mínimos del año!

Los grandes gurús económicos y los organismos internacionales ya han empezado a dar los primeros avisos. El crecimiento económico comienza a ralentizarse, y como en cualquier otra crisis sus efectos serán desiguales por países, aunque pondrán en evidencia el mal funcionamiento de sus talones de Aquiles, que en el caso de España es el paro. El descenso de las exportaciones, la demanda mundial de crudo, el crecimiento del PIB, la caída de la producción… todo empieza a retroceder en la mayoría de los países. En 2020, si nadie lo remedia, la crisis se habrá instalado de nuevo en todas las economías. En pleno verano nos encontramos en su antesala. Hasta los astros lo anuncian.

¿Te ha parecido interesante?

(+9 puntos, 9 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.