Recuerdo que durante el franquismo muchos soñaban ingenuamente con que la solución de muchos de nuestros males estaba en la Europa comunitaria. Estos planteamientos se repiten hoy al oir a los que se juegan la vida en el Mediterráneo para llegar a este falso paraiso con el que entonces soñábamos.

Hoy para muchos Europa es para muchos una gran fraude y los euroescépticos crecen día a día. Su incapacidad para afrontar los confictos es crónica. Parece que cumplen con la máxima que la mitad de los problemas se solucionan solos y la otra mitad son irresolubles.

Pasó con la antigua Yugoslavia y ahora los ciudadanos ven con indignación como el mar que tan bien cantó Serrat se está convirtiendo en un gran cementerio. Las organizaciones humanitarias que tratan de salvar vidas son ignoradas, cuando no vituperadas, por los mandamases (algunos, como los socialistas españoles, con una gran dosis de cinismo en sus declaraciones) y han de afrontar cuantiosas multas, el embargo de sus barcos e incluso les amenazan con medidas penales, además de acusarles de tráfico de personas.

La incapacidad de los organismos europeos para afrontar con presteza los conflictos y aportar algún tipo de solución es históricamente alarmante. Eso se denuncia cada vez que hay un conflicto, pero la repetición de esta indignación se va difuminando en la medida que se convierte en habitual (fotos de niños muertos en una playa, centenares de personas hacinándose en la cubierta de los buques de Open Arms, campos de refugiados en condiciones inhumanas).

El fenómeno de la inmigración no es de derechas ni de izquierdas, las posibles soluciones ya son más ideológicas. Si dependiera de Trump igual propondría que los africanos subvencionaran un muro en sus costas… Pero independientemente de la forma de resolver el problema lo más importante es que haya una propuesta que permita otear una posible solución.

Después de la cumbre europea que desembocaron en 1992 en el Tratado de Maastricht aseguraron que había culminado la Europa económica y que a partir de entonces tratarían de construir la Europa social. Parece que este objetivo que viene del milenio pasado lo aplazan, con suerte, para el próximo milenio…