Con algunos ajustes a la baja, Iberdrola protagoniza en este año el comportamiento bursátil más brillante del Ibex en el año. Además de marcar varios récords en su cotización y subir un 38% en 2019 (sin ajustes por movimientos financieros), la eléctrica que preside Ignacio S. Galán se ha convertido en la segunda empresa del índice selectivo de la Bolsa española por capitalización bursátil (59.000 millones de euros), superando a Santander, después de haberlo hecho con Telefónica. Ahora su valor en el mercado bursátil es dos veces superior al BBVA; y también a la suma de sus dos competidoras (Endesa y Naturgy) más REE.

La compañía no se contagio de las caídas que el inicio del verano afectaron a valores energéticos por el documento de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en el que proponía una reducción de las retribuciones de activos, más a los relacionados con el gas. Ahora, a la citada incertidumbre se unen el incierto panorama político, que afecta a estas compañías que son sensibles por su dependencia de la regulación.

Las expectativas son tan amplias que van desde que Podemos-IU tenga influencia en el próximo Gobierno (tienen gran interés en el departamento de Transición Energética),  hasta la repetición de elecciones (y que el nuevo Ejecutivo dé menos apoyo a las energías renovables): una de las grandes bazas de Iberdrola.

Si bien, los inversores no dudan de las perspectivas de este grupo, muy internacionalizado pero también con interrogantes en otros mercados, e Iberdrola se ha consolidado como refugio de inversores institucionales, frente a las dudas que provocan otros valores que están entre lo líderes del Ibex.

Los informes sobre la empresa destacan sus posiciones y proyectos en actividades en energías renovables en los países en los que está presente, y en especial su capacidad para competir con los grandes operadores mejor posicionados en la eólica marina.