Quizá, con la estrategia empresarial definida pese a estar en un actividad cambiante y muy competitiva, la mayor preocupación de los responsables de Telefónica es la cotización de la operadora en Bolsa. Que el mercado bursátil no recoja su posición nacional e internacional, ya sea en en cuotas, calidad de los clientes o respuestas tecnológicas.

En el complejo contexto de las telecomunicaciones, la firma australiana Macquarie ha elaborado un informe en el que incide en un potencial que va de la mano de los activos de torres de telecomunicaciones. El boom creciente de esa actividad, que ha llevado, por ejemplo, a Cellnex a ser el líder del Ibex en el año con una revalorización de más del 70%, es trasladable a Telefónica.

Macquarie destaca que el grupo que preside Álvarez Pallete tiene potencial para monetizar el negocio relacionado con ese área de servicios de telecomunicaciones. Añade que puede transformarse en uno de los revulsivos de sus acciones en Bolsa y eleva su consejo a sobreponderar, adjudicándole un precio objetivo de 7 euros que supone una capacidad de subida del 10% respecto al cierre de ayer.

Y subraya en su informe la posición del grupo español en Alemania, que valora en 4.400 millones de euros. En ese país tendría además la posibilidad de compartir redes, lo que añadiría del orden 0,4 euros al valor en Bolsa. Vodafone también planea aunar el negocio de torres en una filial, para sacarla a cotizar en los mercados bursátiles.

Telefónica creó en 2016 Telxius, que se presentaba como una compañía global para agrupar ciertos activos de infraestructura del grupo. Los activos de infraestructuras agrupados inicialmente en Telxius incluían unas 15.000 torres de telecomunicaciones de Telefónica en España y otros países, así como la red internacional de 31.000 km de fibra óptica submarina del Grupo, incluido el SAM-1, un cable submarino que conecta Estados Unidos con Centro y Sudamérica. Su salida a Bolsa se aplazó al considerar el grupo que no se recogía el valor de la empresa.