La salida de la crisis, a diferencia de la anterior fase de expansión, no ha sacado a los jóvenes de la escuela. Su tasa de actividad ha pasado del 70% al 53% desde 2007. Y lo que es más importante, permanece igual desde el inicio de la recuperación. Una tendencia que alienta la idea de que la recuperación actual está asentada sobre un patrón distinto a los días de la burbuja inmobiliaria. Y que tendrá como resultado carreras laborales más largas de los jóvenes y una mejora de la productividad, según señala el Banco de España.

El supervisor español, en un recuadro publicado hoy, destaca que la tasa de actividad de los jóvenes permanece en torno al 53% según los últimos datos, del segundo trimestre, lejos del 70% que llegó a alcanzar en 2007, cuando los jóvenes, atraídos por el ladrillo, abandonaban en masa las aulas en busca de dinero fácil.

A diferencia de otros grupos de edad, la recuperación económica no ha arrastrado a más jóvenes al tajo. Y eso se refleja de dos maneras. Por un lado en un flujo de entradas menor hacia la actividad. Y por otro, en un flujo de salidas mayor hacia la inactividad.

En el primer caso, las entradas se desplomaron entre los menores de 30 años desde el 20,7% en 2008 hasta el 16,5% en 2014; mientras que los mayores hacían lo contrario, o sea, buscar trabajo con más ahínco y sobre todo más elementos – muchas mujeres – mientras arreciaba el paro.

Luego llego la recuperación. Pero los jóvenes no han variado la pauta. Desde 2017, el flujo de entrada a la actividad se ha mantenido prácticamente estable, un 15,9% en la última encuesta de población activa.

Por otro parte, las salidas hacia la inactividad de los jóvenes también siguieron un patrón inverso. Repuntaron quienes abandonaban el mercado laboral, mayormente para estudiar. Y así ha seguido, repuntando, una vez comenzada la recuperación; a diferencia de los mayores, que permanecían activos, buscando algún ingreso durante la crisis.

Jóvenes mejor formados

De resultas, el porcentaje de jóvenes que estudian se ha elevado hasta el 38,7% de 2018 desde el 25,3% de 2007. Y se ha superado también el repunte transitorio de quienes no estudian ni trabajan, los llamados ‘ninis’, que hoy son en torno al 1,1 millones de jóvenes – todavía muchos –, pero 600.000 menos que en 2012, el punto álgido de la crisis. Y menos en todo caso de los que había antes de empezar la crisis, en 2007, detalla el informe.

Y se ha notado. A pesar de que el abandono escolar es todavía elevado, el nivel educativo de los jóvenes ha mejorado. Así lo reflejan los números: hoy son en torno al 23,3% los jóvenes que solo tienen la ESO – educación secundaria obligatoria – frente al 36,5% anterior a la crisis, es decir, trece puntos menos.

Paralelamente los jóvenes que consiguen un título universitario han pasado a representar más de un tercio del total, frente al 23% anterior; mientras que los titulados con máster o doctorado rozan el 16% frente al 11,5 anterior a al crisis.

Aún mejor en el largo plazo

Y esto no es baladí. Aunque no se refleje necesariamente en el corto plazo. Así, el Banco de España advierte que aunque quienes tiene solo la ESO encuentran al principio trabajo más o menos fácilmente, su carreras profesionales suelen ser más cortas, y gana menos dinero además, si se suman todos los ingresos obtenidos a lo largo de la vida laboral.

Más precisamente, el supervisor reitera, en sus propias palabras, que “si bien una persona que obtiene como máximo el titulo de la ESO presenta tasa de actividad comparativamente elevada durante los primeros años de su carrera labora, esta suele ser más corta”.

A mayor titulación menor tasa de paro, más años de cotización y mejor sueldo, concluye.

Por todo ello, el supervisor se felicita de la vuelta a las aulas de jóvenes al concluir: “Parece que la recuperación actual está asentada en un patrón que, a diferencia de lo que ocurrió en la anterior expansión, no está incentivando a los jóvenes a salir del sistema educativo”,

“Esta disminución actual de la tasa de actividad para este colectivo podría verse compensada por incrementos de la actividad y de la productividad de esta generación en el futuro”, finaliza.