Diálogo de Boldini con pintores españoles en la Belle Époque

20/09/2019

Miguel Ángel Valero. La muestra de la Fundación Mapfre permite conocer los trabajos de unos artistas alejados radicalmente del tópico de la bohemia para reflejar el París del fin de siglo y la consolidación de la buguesía y del ascenso social.

La exposición ‘Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX. El Espíritu de una época’ (hasta el 12 de enero de 2020 en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre en Madrid) es muy interesante precisamente por lo que dice su título. No es solamente que se trata de la primera muestra monográfica del pintor italiano (nació en Ferrara en 1842 y murió en París en 1931), sino que se establece un interesantímo diáologo con la obra de artistas españoles como Mariano Fortuny, Eduardo Zamacois o Raimundo de Madrazo. Todo un acierto de las dos comisarias de la exposición: Francesca Dini, la gran experta en Boldini, y la conservadora de las colecciones de la Fundación, Leyre Bozal.

Nos encontramos con un prolífico pintor, el más importante entre los artistas italianos que viven en París en el agonizante siglo XIX. Y con la evidencia de la influencia de Mariano Fortuny en Boldini, como la certeza de que ambos evolucionan su pintura al mismo tiempo en ese cambio de siglo.

Boldini se deja seducir por el espíritu español, las serenatas con guitarras y trajes folclóricos, pero tambièn compite con Sorolla o Zuloaga en ser el mejor retratista de la Belle Époque.

A lo largo de cerca de 120 obras se percibe el fructífero diálogo entre Baldini y los pintores españoles en ese París de fin de siglo, cómo el seguidor de los ‘machiaioli’ que renuevan el retrato va evolucionando hacia una manera distinta de mostrar a la triunfante burguesía de la Tercera República, el esplendor de una capital que se va ensanchando, como se muestra en ‘Place Ciclichy’ (1874).

A la postre, la obra de un artista muestra los cambios de sensibilidad de la sociedad en la que vive, Y Boldini se convierte en el más importante de los «retratistas mundanos». Gracias a la exposición de la Fundación Mapfre, se puede comprobar el diálogo artístico con Raimundo de Madrazo, con Velázquez (especialmente en el ‘Autorretrato’ de 1892), y con otros pintores españoles.

Un diálogo que contribuye a reflejar el espíritu de una sociedad mundana y decadente, pero hermosa, que llegará a su final con el estallido de la I Guerra Mundial.

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