Hipotecas de castillos en el aire

20/09/2019

Miguel Ángel Valero. La película número 50 de Woody Allen es una comedia romántica que en el fondo es una declaración de amor a Manhattan, y que lleva el sello inconfundible del cineasta, aunque no sea uno de sus mejores trabajos.

Gracias a A Contracorriente Films, se podrá ver en España  ‘A Rainy Day in New York’ («Día de lluvia en Nueva York»), la última de Woody Allen, que hace la número 50 de sus películas, que se ve salpicada por el movimiento #MeToo, el conflicto del cineasta con Amazon Studios, y las acusaciones de abuso sexual formuladas por su hija Dylan Farrow  (por las que el director de cine ya fue investigado y exculpado por la justicia).

Es muy buena noticia que A Contracorriente Films se mantenga fiel a Woody Allen (ha distribuido en las salas de cine españoles sus últimos «Café Society» y «Wonder Wheel»), aunque «Día de lluvia en Nueva York» suponga una pequeña decepción.

En ‘Día de lluvia en Nueva York’, Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven pareja enamorada y algo ingenua (sobre todo, ella) que se dispone a pasar un fin de semana en Nueva York. Ella debe entrevistar al director de cine Roland Pollard (Liev Schreiber). Él se encuentra por casualidad con Chan (Selena Gómez), que removerá sentimientos del pasado. Mientras, a ella le brotan pretendientes por donde va: el escritor Ted Davidoff (Jude Law) y Francisco Vega (Diego Luna).

En una maravillosa escena, Chalamet se pone al piano y canta una canción que habla de que todo le sale mal y de que va a hipotecar sus castillos en el aíre.

Y efectivamente ‘Día de lluvia en Nueva York’ es un castillo en el aire. Esta comedia romántica no deja de ser una declaración de amor a Nueva York y, concretamente, a Manhattan, escenario de las mejores obras de Woody Allen. Como en todos sus trabajos, destacan la música, la fotografía (se nota la mano de Vittorio Storaro, que ya trabajó con el realizador en ‘Café Society’ y ‘Wonder Wheel’) , y la buena dirección de los actores.

Pero «Día de lluvia en Nueva York» no es una obra maestra. Tiene sus momentos, algunos realmente buenos, pero no está a la altura, aunque no sean exactamente comparables, de «Wonder Wheel», que es la última película de Woddy Allen que he visto (gracias, precisamente, a la distribuidora A Contracorriente Films y a su ‘alma mater’, Amalia Blanco).  Y desde luego está lejos de los grandes trabajos del cineasta sobre Nueva York, como la inigualable «Manhattan».

No estoy de acuerdo con los que hablan del cansancion creativo de Woody Allen, porque su último trabajo lleva su firma, para lo bueno y para lo malo, y siempre aporta algo diferente. «Día de lluvia en Nueva York» no engaña, es una comedia romántica (con toques de ácido humor marca de la casa) que inconfundiblemente huele a Woody Allen.

¿Es una obra maestra? No. ¿Merece la pena ver la película? Sí, sin duda alguna.

 

 

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