El comportamiento en Bolsa corrobora lo que los especialistas del sector aeronáutico destacaron horas después de conocerse la medidas arancelarias del Gobierno de Estados Unidos contra Europa: el constructor de aviones europeo Airbus ha sorteado esta crisis con el menor castigo posible. De hecho ayer se apuntaba más de un 4% en las Bolsas en las que cotiza.

Francia, uno de los principales socios de Airbus, también se muestra aliviada con los aranceles del 10% impuestos al grupo. Un porcentaje, el menor de los previstos, que no va a impedir que la compañía europea -el gran rival del estadounidense Boeing- cierre las negociaciones que tiene en marcha con varias compañías aéreas de EE UU para el suministro de aviones. En otros escenarios, Airbus tendría que haber cancelado los contratos. Además no se verán afectadas por los aranceles las plantas de Airbus en Alabama y Mississippi (Estados Unidos), ni de hecho se le expulsa del mercado americano.

Detrás de esta decisión que perjudica más a sectores que no están relacionados con  el aeronáutico podría esconderse el temor a que Europa logre aranceles similares para Boeing, que permitirían a Airbus controlar con más fuerza el mercado europeo.Y, en definitiva, de la batalla entre ambos quedaría un claro vencedor: la pujante industria aeronáutica china.

Para Goldman Sachs, si la UE impusiese aranceles el impacto sobre  la compañía podría incrementar sus ventas de aviones de fuselaje ancho en la UE. Cifra en un 4% el impacto que los aranceles tendrán en Airbus en el Ebi  y del 7% sobre los flujos de caja en 2020.

En esta situación, el CEO de Airbus, Guillaume Faury, ha manifestado que “Airbus seguirá trabajando con sus socios, clientes y proveedores estadounidenses para abordar todas las posibles consecuencias de dichos aranceles, que supondrían una barrera para el libre comercio y tendrían un impacto negativo no solo para las aerolíneas estadounidenses sino también para el empleo, los proveedores y los viajeros aéreos en aquel país».

Mientras, Airbus confía en que «EE UU y la UE puedan llegar a una solución negociada antes de que ocasionen graves perjuicios para la industria aeronáutica, las relaciones comerciales y la economía global”.