El premier británico Boris Johnson da por fracasadas las negociaciones para alcanzar un acuerdo con los países comunitarios que posibilite la salida pactada de Reino Unido de la UE, que, si no hay cambios, tendrá lugar el 31 de octubre. Esta conclusión, que ha saltado a la prensa de ese país y que se ha reflejado inmediatamente en las Bolsas y en los mercados de divisas, tiene lugar tras las conversación telefónica que esta mañana Johnson ha mantenido con la canciller alemana, Angela Merkel.

Merkell ha reiterado que Irlanda del Norte, que forma parte de Reino Unido, debe permanecer en la unión aduanera si se quiere evitar la existencia de fronteras entre las dos Irlandas. Para Londres este requisito es inaceptable ahora y lo será en el futuro. Mientras, la canciller ha añadido que, en caso de no aceptar esa medida, sería necesario mantener los controles aduaneros.

En realidad, Merkel sólo ha respaldado en su argumentación la línea defendida por la Comisión Europea, así como por otros países, de los que el más relevante es Irlanda que ha calificado como inaceptables las pretensiones del primer ministro británico. La posición de la República de Irlanda se ha producido en un contexto de ruptura de los contactos entre Londres y Dublín.

Ahora Johnson se centra en la batalla interna. Los parlamentarios, tanto los que son contrarios a la salida del Brexit sin acuerdo como los que son partidarios de la permanencia, intentan asegurarse de que Johnson cumplirá la ley que le obliga a pedir una prórroga hasta enero de 2020 en caso de no acuerdo. Pero el equipo de Downing Street quiere materializar el divorcio el final este mes -cuando acaba el plazo- y evitar someterse al parlamento. En paralelo avisan a los gobiernos de la UE que sean partidarios de la prórroga que no les irá bien en las negociaciones bilaterales posteriores.