Finalmente se produjo el acuerdo en Estados Unidos y los índices europeos se han despeñado. ¿Alguien lo entiende? No se apuren, en realidad es bastante sencillo. Desde el comienzo todos sabían que habría acuerdo y una vez se ha llegado a él lo que no tienen tan seguro es que vaya a pasar las votaciones en las cámaras y, sobre todo, no hay ninguna seguridad de lo que pueda ocurrir con el rating americano. Ya era hora de que ellos mismos comiencen a sentir en sus propias carnes el monstruo al que han dado alas.

Vayamos por partes. Hablar de que no pasará la votación en el Congreso es una posibilidad, pero a mí me da la sensación de que es una simple justificación- Los demócratas no pueden permitirse el lujo de dejar a Obama a los pies de los caballos y terminarán votando en bloque a favor. Si no es así, vendan todo lo que tengan y empiecen a abrir cortos.

Y sobre el rating mi impresión es que, de momento, las agencias no se van a pronunciar. Se conoce el acuerdo y sus brochazos pero el la letra pequeña del acuerdo y los impresentables querrán esperar a conocerlo. Recordemos que se trata de Estados Unidos, porque si fuera España, Grecia o Irlanda, la simple sospecha de que el plan de ajuste del gasto no es creíble (que no lo es) hubiera sido suficiente para una rebaja de tres escalones. En cualquier caso, soy de los que piensan que el rating americano va a perder la triple A y no porque se den las condiciones para ello, que se dan y de sobra, sino porque las propias agencias saben que si no actúan perderán la poca credibilidad que aún les queda.

Bueno, pues este era el panorama al que se enfrentaban los mercados europeos, pero con un añadido: España e Italia volvían a ser pasto de la especulación y sus índices no se sumaban al optimismo general. Con todo pendiente de un hilo, la balanza se desequilibró hacia el lado de las caídas y como estamos en el filo de la navaja no se conformó con una caída de las moderadas, sino que optó por «el lado salvaje de la vida». El dato del ISM americano se situó en mínimos de dos años y eso fue el detonante de que la balanza perdiera el frágil equilibrio.

El problema es que incluso con el techo de deuda arreglado (esta noche lo sabremos), el mercado espera con lupa cada dato macroeconómico estadounidense que va saliendo. Es un hecho que la recuperación pierde fuelle y el mercado lo va a hacer notar con todos los medios a su alcance.

De momento, su grito ha sido claro. El Dax ha perdido un 2,86%, el CAC un 2,31% y el Ibex un 3,24%. Sólo el FTSE aguantó el chaparrón con dignidad y cedió un 0,7%. Y todo esto porque hubo acuerdo. No quiero ni pensar que no hubiera habido acuerdo.