La Audiencia Nacional investigará si el magnate ruso-ucraniano Mikhaíl Fridman manipuló la cotización de DIA para poder adquirir la cadena de supermercados más barata, causando así un perjuicio a todos los accionistas y «a la economía nacional».
Un auto de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo señala que es la Audiencia Nacional, y no un Juzgado ordinario de Madrid, el que debe investigar finalmente la denuncia presentada contra Fridman por el delito de maquinación para alterar el precio de las cosas o incluso de uso de la información privilegiada.
Fridman está siendo investigado ya en el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional por su presunta responsabilidad en la quiebra de Zed WorldWide, y adquirirla por 20 millones de euros, un precio muy por debajo al de mercado.
«El comportamiento del denunciado se proyecta como altamente lesivo no sólo para el conjunto de accionistas minoritarios de DIA, sino también para sus trabajadores y proveedores de la citada mercantil», argumenta el Supremo. La Audiencia Nacional debe investigar que se «haya producido o pueda producir grave repercusión en la seguridad del tráfico mercantil o en la economía nacional, lo que no sería descartable».
Fridman y la empresa LetterOne Investen Holdings, máximo accionista de DIA, han sido denunciados por mantener una «elevada tensión financiera con el objeto de lograr la baja cotización de las acciones, hasta lograr la compra de la compañía». Para ello, se habría hecho uso de identidades «físicas y jurídicas de diversas nacionalidades» lo que según el Supremo, «acrecienta la complejidad de las labores de investigación».
Según el auto, del que ha sido ponente la magistrada Ana Ferrer, la estrategia de Fridman, a través de Letterone, es la de actuar «de forma coordinada y concertada mediante un entramado societario criminal» con el objetivo de «generar una situación de conflicto, provocar situaciones de bloqueo y a su vez de iliquidez a corto plazo en la compañía, con el fin de bajar la cotización de las acciones de la compañía y lanzar una oferta de compra de la compañía depreciada».
El autor aluda a un informe policial, según el cual «en Estados Unidos, Reino Unido y Holanda las operaciones de este empresario están supervisadas intensamente, mientras que en España campa a sus anchas».
También señala el auto que la caída en Bolsa de DIA afecta a la economía nacional, pues se trata de una «empresa importante dentro de un sector básico para la economía como es el de la alimentación, lo que influye clarísimamente en la formación de precios y la existencia o no de multiplicidad de precios en productos alimentarios».
Fridman niega las acusaciones en Zed Worldwide
Mikhaíl Fridman ha negado ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón haber tenido capacidad decisoria alguna en el Amsterdam Trade Bank y en Vimpelcom (actual Veon), empresas a las que se atribuye la situación de asfixia de la española ZedWorldwide hasta acabar en concurso de acreedores.
Acudió investigado (imputado) por la presunta comisión de delitos de insolvencia punible, corrupción privada entre personas jurídicas, maquinación para alterar el precio de las cosas y administración desleal.
Fridman precisa que es accionista minoritario del Amsterdam Trade Bank a través del Alfa Bank que preside y que en Veron es accionista indirecto relevante pero ostenta la presidencia del Consejo de Supervisión, un órgano no ejecutivo.
Alega que no tuvo ninguna participación en la insolvencia de Zed y la ha atribuido a la mala gestión de sus administradores y en particular, del que fuese CEO, también investigado en la causa, Javier Pérez-Dolset. Según ha dicho, solo le conocía de coincidir en eventos sociales y nunca trataron asuntos relacionados con la tecnológica. Pérez-Dolset le insistió para que LetterOne, el fondo de inversión que preside Fridman, entrara en Zed, pero nunca aceptó ni tuvo interés en acometer aquella inversión.
También ha negado tener relación con otros querellados por este asunto y que Vague Engibaryan, socio ruso de Zed investigado también en la quiebra de la empresa, fuese su mano derecha, si bien ha reconocido que les unía amistad. Explica que en 2013 fue contactado por Alexander Kolokoltsev, hijo del ministro del Interior de Rusia, quien le dijo que Engibaryan se estaba aprovechando de su relación con él para hacer negocios y ganar dinero a través de otras mercantiles y en concreto, de Vstrecha y Tema, empresa con la que Zed suscribió contratos de agregación de contenidos para móviles.
Decidió avisar al consejero delegado de esta filial rusa, Anton Kudryashov, quien le remitió un par de informes sobre el análisis y la revisión que VimpelCom Rusia y Zed llevaron a cabo, pero no tuvo ninguna participación en el seguimiento de este asunto.
Kudryashov sería cesado después en una decisión que avaló el Consejo de Supervisión de Veon que Fridman presidía pero que estaba compuesto entonces por 11 personas de las que cinco eran independientes y el resto, de LetterOne y la noruega Telenor. Fridman ha negado que esta decisión tuviese nada que ver con la investigación interna sobre Engibaryan.
Tras escuchar su declaración, que se ha desarrollado con traducción con intérprete, la Fiscalía Anticorrupción no ha solicitado la adopción de medidas cautelares para Fridman, que no obstante, sigue investigado en la causa.
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